El ministro de Medio Ambiente uruguayo, Mariano Arana, confirmó que encontraron fisuras en una de las piletas de Botnia. El funcionario sostuvo que las filtraciones “no fueron graves”, pero aclaró que Botnia no tiene todavía el permiso para entrar en funcionamiento. Según la empresa, el problema “fue corregido” y actualmente las autoridades “inspeccionan y evalúan los resultados del arreglo”.

Las pérdidas aparecieron mientras se probaban las piletas de tratamiento de efluentes. “Fue en una junta entre dos paneles de hormigón”, detalló la titular de Dirección de Medio Ambiente (Dinama), Alicia Torres, consultada por Página/12. La encargada de otorgar a Botnia la autorización para que la pastera comience a producir ratificó así la mala noticia, pero buscó minimizar sus alcances: aseguró que “ya se colocó material sellante” en la pileta y que “no volvieron a detectarse filtraciones”.

La empresa, por su parte, agregó algunos detalles sobre lo sucedido. La gerenta de comunicaciones de Botnia en Uruguay, Florencia Herrera, señaló que las filtraciones “fueron detectadas a través de los pozos de inspección y control de fisuras, que justamente recolectaron los fluidos”. Según la vocera, los líquidos “inmediatamente fueron devueltos a una de las piletas ya vacías”.

El nuevo incidente fue recibido con preocupación en Gualeguaychú, donde la mayoría de los vecinos cree que la planta ya está funcionando y hay denuncias diarias sobre anormalidades en el ambiente. Después del accidente tóxico por el que nueve obreros debieron ser internados, en la ciudad quedó un clima de aprensión. El intendente Daniel Irigoyen acaba de crear una junta de defensa civil con un número de teléfono para atender consultas. “Buscamos que la gente se sienta contenida y, al mismo tiempo, poder llevar a laboratorios del Estado todas las denuncias, para tener seriedad y si ocurre un accidente contar con elementos de prueba para exigir la relocalización.” Para Irigoyen, la noticia de las filtraciones “es un argumento más para insistir en ese pedido. Botnia trabaja de manera muy oculta; de hecho, nosotros ni siquiera sabemos qué tecnología están usando. Desde el momento en que la empresa se negó a frenar la construcción de la planta por 90 días para que se pudiera hacer un estudio de impacto ambiental, tuvimos la pauta de que no estaba haciendo las cosas bien”.

Si bien la planta no tiene una fecha de entrada en producción, tanto el gobierno uruguayo como la empresa coinciden en que ese día no está lejos. El ministro de Medio Ambiente dijo al respecto que aunque prefería no aventurarse, eso seguramente sucederá en el correr de este año.

De viaje en una gira presidencial por España, Tabaré Vázquez quedó fuera de la polémica. El mandatario fue consultado por los medios sobre las negociaciones que impulsa el rey de España y aseguró creer que “antes de fin de año” se va a llegar a “un acuerdo o un encuentro más firme”, pero sonó más a una declaración protocolar que a un anuncio con bases reales.

Por otra parte, la Dinama presentó los resultados de un monitoreo de la calidad del agua del río Uruguay. Se trata de un estudio que el Uruguay y la Argentina realizaban de manera conjunta, pero que luego del conflicto por la instalación de las pasteras es efectuado por cada país por separado. Las conclusiones, informó Torres, fueron que la calidad del agua “cumple con los estándares de uso de la Comisión Administradora del Río Uruguay, así también como con los fijados por la legislación local”. El control se realizó del lado uruguayo del río, en el tramo donde está instalada Botnia, en quince puntos ubicados entre el balneario Las Cañas de Fray Bentos y la isla Zapatero.

Torres señaló que no se detectaron dioxinas ni furanos, principales tóxicos vinculados con el blanqueo de la pasta de celulosa. Los sulfatos y cloruros están dentro de los estándares, pero se encontraron niveles de fósforo, atribuidos a agroquímicos y fertilizantes, y también contaminación cloacal.