A un mes de las elecciones, el Gobierno le puso un moño a su alianza con el socialismo al ofrecerle a Oscar González la dirección del Sistema Nacional de Medios Públicos (SNMP). Se trata del número dos de ese partido y a quien el kirchnerismo había incorporado recientemente en su lista de candidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. González completará en la dirección del SNMP una conducción tricéfala para la que ya fueron apalabrados Gustavo López y Juan Ross. El acuerdo con el socialista no hace más que consolidar una línea de acción de la Casa Rosada en el marco de la “concertación plural”.

La oposición suele interpretar que, bajo ese paraguas, el oficialismo desarrolla prácticas de cooptación, tendientes a maniatar las críticas a la gestión del presidente Néstor Kirchner. Todo indica que la misma lectura hará del pase de González.

El secretario general del Partido Socialista (PS) ya había tendido puentes con la Casa Rosada. De hecho, ocupa el puesto veintiséis en la boleta de candidatos a diputados del Frente para la Victoria. Aun con una buena performance electoral en la provincia, es improbable que González obtenga una banca. Por eso el Gobierno decidió premiarlo con un cargo que materialice su incorporación al universo K.

En el decreto redactado en la Casa Rosada para la normalización del SNMP por ahora no figura su nombre. Acaso sea un intento de cuidar las formas, y evitar una propaganda ramplona, precisamente por su incursión en la competencia electoral. No obstante, tanto fuentes oficiales como del PS confirmaron ayer a Página/12 que Alberto Fernández le ofreció personalmente el puesto.

El jefe de Gabinete ya había seducido este año a Jorge Rivas y a Ariel Basteiro, cabezas del socialismo bonaerense. Uno ocupa la Vicejefatura de Gabinete; el otro, la representación del Estado nacional en Aerolíneas Argentinas. La incorporación de González viene a ser la frutilla del postre.

Como dueño de la lapicera que redactó la lista de candidatos K en la provincia, Fernández gratificó al trío. Rivas y Basteiro quedaron en lugares expectantes, pues ocupan el noveno y el vigésimo lugar en la grilla. González, ya se dijo, el veintiséis. Habrá que entender en este gesto hacia el socialismo otra de la razones de la bronca de sindicalistas y peronistas con el jefe de Gabinete.

Los tres hombres del PS bonaerense irán en la boleta que lleva a Daniel Scioli como candidato a gobernador. Ese encolumnamiento lo han explicado con un pragmatismo visceral: que en la provincia “no hay otro representante del centroizquierda” –el textual pertenece a uno de ellos– y que, en definitiva, el vicepresidente no hará otra cosa que implementar las políticas que le dicte el futuro habitante de la Casa Rosada, a su entender, Cristina Kirchner.

Capitán escarlata

El salto de González al SNMP no será gratuito. Es probable que genere escarceos en el socialismo, y aun en estamentos del poder, ya que es producto de un acuerdo subrepticio entre dos hombres –léase el propio involucrado y Fernández– que hicieron fuerza para que la noticia no trascendiera hasta después de las elecciones del 28 de octubre.

“Hace más de un año Rivas y Basteiro rechazaron el ofrecimiento que el Gobierno le hizo a Héctor Polino para hacerse cargo de la Secretaría de Medio Ambiente; hoy les llegó a ellos el turno de la billetera kirchnerista y no tienen ninguna vergüenza en aceptar el ofrecimiento”, aseguró en su momento la dirigente del PS bonaerense Adriana Kreiman. Todo indica que regalará la misma dedicatoria a González.

Una franja del partido alineada con Elisa Carrió a esta altura dice sentir una profunda futilidad por ese tipo de migraciones. Aquella desidia por el internismo parece radicar en el protagonismo que la líder de la Coalición Cívica le devolvió al socialismo al ubicar a su máximo dirigente, Rubén Giustiniani, como compañero de fórmula presidencial.

El capitán de los escarlatas –si se permite la acepción para el presidente del socialismo– no sólo obtuvo el apoyo de Carrió sino también del ascendente Hermes Binner, quien asumirá la gobernación de Santa Fe tras vencer al kirchnerismo.

¿En qué culminaría esta tensión partidaria? Si bien el PS amenazó con la expulsión de Basteiro y Rivas por “inconducta partidaria”, sobre ellos únicamente pesan sendas amonestaciones. Puede que ocurra algo similar con González.

Para los que quieran recordar parte del debate, vale aquella frase de Rivas denunciando a Giustiniani por implementar “una caza de brujas al estilo Ku-Klux-Klan”, así como también la de uno de los defensores del presidente del PJ, el diputado provincial Alfredo Cecchi. “Estos muchachos confundieron al socialismo con una agencia de colocaciones”, se defendió el legislador.

El desafío

El SNMP al que llegará el socialista es un organismo descentralizado que articula Canal 7 y Radio Nacional. Fue pensado como cabeza de un multimedia estatal en tiempos de la Alianza. Aquel proyecto –el decreto de creación es del 18 de mayo del 2001– también contemplaba la disolución y liquidación de Télam. En el 2002 la agencia de noticias finalmente quedó bajo la férula de la Secretaría de Medios, hoy a cargo de Enrique Albistur.

Hasta el 2004 el SNMP fue conducido por Ricardo Palacio. Este pingüino paladar negro supo trabajar con Kirchner en Santa Cruz como secretario general de la gobernación. Desde ese puesto estratégico manejaba la pauta oficial de la provincia. Hace unos días dejó el SNMP con el mismo bajo perfil con el que ingresó. Su futuro no estaría lejos de los medios. La semana pasada lo tentaron para la gerencia de Relaciones Institucionales de Canal 9.

Palacio no logró buena empatía con Rosario Lufrano. La directora ejecutiva del Canal 7 lo evitaba cada vez que podía. El interventor tampoco sedujo a los gremios y a lo largo de su gestión mantuvo una oscilante relación con la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires y el Sindicato Argentino de Televisión. La UTPBA, ligada a la Central de Trabajadores Argentinos, y el SAT, alineado con el titular de la CGT, Hugo Moyano, sostienen en la emisora una perenne disputa de poder.

La SNMP tendrá una dirección tripartita. Además de González, tomarán las riendas Gustavo López y Juan Ross.

De origen radical, López estuvo al frente del Comfer durante el gobierno de la Alianza y fue secretario de Cultura en la gestión porteña de Aníbal Ibarra. Trabó buena relación con Alberto Fernández, a quien conoce desde hace muchísimos años y con quien compartió estudio de abogado. Por estos días, participa de un programa en Radio Del Plata junto a Virginia Hanglin.

En los mentideros políticos aseguran que tiene aspiraciones y que por lo tanto buscará visibilidad. Habrá que ver si ese perfil no genera cortocircuitos con Lufrano y el director ejecutivo de Radio Nacional, Eduardo García Caffi.

“Palacio se reunía con Peugeot con el fin de que le dieran móviles para el canal, o cerraba trato para conseguir computadoras para las distintas redacciones. Se ocupaba de la generación de recursos. A López y al resto de la conducción los veo en otra tarea, mucho más metidos en los contenidos, y eso puede generar tensiones”, aventuró un conspicuo kirchnerista.

Ross es un abogado, allegado a gremio de operadores de radio, que pasó por el Comfer. Es el actual subdirector de Radio Nacional. Se lo vincula al superintendente de Seguros de Salud, Héctor Capaccioli, un hombre de extrema confianza del jefe de Gabinete.

Entre los objetivos del SNMP, el primero que figura en su página web es el de “asegurar a toda la población argentina el derecho a una información plural, veraz e imparcial”. Todo un desafío en estos tiempos, en los que hasta se ha roto la credibilidad de la información que produce el otrora prestigioso Indec.