Jue 04.10.2007

EL PAíS

Sin denuncias y como el enemigo de la inflación

Lavagna y su equipo afrontan el último tramo de la campaña con encuentros personalizados, diferenciándose de Carrió y destacando los logros del candidato cuando fue ministro de Economía.

› Por Eduardo Tagliaferro

“No esperen sorpresas, no verán a Roberto Lavagna realizar denuncias a diestra y siniestra, ni tampoco haciendo circo electoral”, confían en el entorno del candidato de la Coalición UNA, pensando en el último tramo de la campaña. Lejos del formato tradicional que incluye acto de cierre, oradores y cotillón festivo, el lavagnismo imagina poner punto final a su proselitismo tal como lo vino realizando hasta el momento: encuentros personalizados con los votantes. “Quizá realicemos caminatas en las principales capitales”, dice a este diario un colaborador del ex ministro que subraya que el tema aún no está definido.

Como toda actividad que tiene plazo de vencimiento, el tramo final es una apuesta no menor para un candidato a presidente. Al lavagnismo no se le escapa. Repiten que ellos son la segunda fuerza en disputa y los únicos en condiciones de derrotar a Cristina Fernández de Kirchner en un virtual ballottage. El enojo de Lavagna con las últimas encuestas tiene un motivo claro. Consideran que detrás de los sondeos está la mano del Gobierno. ¿Con qué objetivo? Para Alejandro Rodríguez, asesor de Lavagna y candidato bonaerense, “hay un esfuerzo deliberado por levantar estadística y mediáticamente a Carrió. El peor escenario del Gobierno es con Lavagna en segunda vuelta”. En diálogo con este diario, Rodríguez resalta que, en un ballottage, Lavagna se impone a Cristina Fernández de Kirchner. Para que no queden dudas, recuerda que “la película de Carrió paseándose por todos los canales y con un pobre desempeño electoral, ya la vimos. Pregúntenle a Jorge Telerman cómo le fue cuando recibió el apoyo de la candidata de la Coalición Cívica”.

El lavagnismo afirma no disputar con Carrió por el segundo lugar en las preferencias del electorado. Eso sí, se diferencian permanentemente de la chaqueña. Lavagna siempre se enfrentó a quienes proponen combatir la inflación enfriando la economía, tal como sostiene el economista de Carrió, Alfonso Prat Gay. Así como Lavagna se autodefine como un candidato del espectro del “centroprogresismo”, no duda en ubicar a Carrió en el espacio de la derecha política. “Lavagna sigue creyendo en una economía en crecimiento y ve al consumo como un motor. Carrió compró el manual económico de la derecha argentina”, concluye Rodríguez.

El combate contra la inflación será la principal bandera que el lavagnismo empleará de aquí a la fecha de las elecciones. “Pare la inflación, vote a Lavagna”, será la consigna que repetirán en la propaganda gráfica, radial y televisiva. En el lavagnismo aseguran que no contarán con mayores recursos que los espacios cedidos a los partidos políticos. En esos avisos, que ya están editados, se muestra a Lavagna como un dirigente con equipos. Reforzarán su perfil de economista y recordarán que fue el ministro de Economía que enfrentó el peor momento de la Argentina.

Más allá de ser una consigna de campaña, en privado Lavagna se muestra preocupado por la actual inflación. Cuando la analiza, repite que no es producto de cuestiones externas, sino fundamentalmente de la falta de política económica del actual gobierno y de algunas definiciones políticas que considera que inmovilizan a los inversores.

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