Carrió y Lavagna ocupan los últimos días de campaña en convencer al electorado de que los vote para llegar al ballottage. Carrió asegura que llegará al 30 por ciento.
La segunda vuelta electoral se convirtió en la estrella del último tramo de la campaña. Tanto Elisa Carrió como Roberto Lavagna se presentan ante el electorado como la fuerza política con mayores chances de ingresar a un ballottage y competir con la candidata del oficialismo, Cristina Fernández de Kirchner. Luego de afirmar que tiene una intención de voto cercana al 20 por ciento, la chaqueña aventuró que, proyectando los indecisos, su candidatura podría llegar al 30 por ciento. El radical Gerardo Morales, que acompaña a Lavagna como candidato a vicepresidente, respondió que Carrió “no tiene posibilidades objetivas de llegar a la segunda vuelta”.
“De ninguna manera”, fue la respuesta que Morales entregó ayer en su visita proselitista a Tucumán, cuando se lo consultó por el posible ingreso de Carrió a una segunda vuelta. El jujeño no tiene dudas de que será Lavagna el candidato que competirá con el oficialismo.
Desde el lavagnismo se repite que el Gobierno alienta encuestas en las que ubica a Carrió como segunda fuerza. El propio Lavagna aseguró ayer que “hay una derecha que el Gobierno intenta instalar como la alternativa”. Para que no quedaran dudas, destacó que cuando hablaba de derecha política estaba haciendo referencia a Carrió. Desde hace varias semanas el ex ministro desconfía de los datos que entregan los encuestadores. Por eso apeló a la ironía para decir: “Ahora nos ubican terceros en la preferencia de los electores, pero en algún momento nos van a ubicar cuartos. Puede ser que sea el fin de semana que viene”.
Curiosamente, Morales y Carrió coincidieron ayer en recorrer Tucumán. No se encontraron en ninguna actividad, pero el cruce verbal entre ambos dominó la jornada. Morales desacreditó a la chaqueña, afirmando que “el Gobierno sabe que votar por Lilita es un salto al vacío”.
La opinión del jujeño no tardó en llegar hasta Carrió. “Si hay algo que nadie puede imaginar es que desde el Gobierno me beneficien, porque yo siempre fui oposición”, fue la primera respuesta de la candidata de la Coalición Cívica. “A Gerardo lo quiero mucho, los quiero a todos los radicales, ése es el problema”, admitió Carrió con cierto dejo autocrítico al hablar de una de sus dificultades. Paso seguido minimizó los dichos de su ex correligionario. “La gente es la que decide y nunca se equivoca. La gente es la que nos ayudará, porque habrá ballottage y seré la próxima presidenta”, subrayó.
Además de afirmar que su fuerza política será la que competirá con el oficialismo en una segunda vuelta, Carrió también tomó distancia del radicalismo al recordar la experiencia de la Alianza. Aseguró que la Coalición Cívica, el armado que ella impulsa, no seguirá los pasos del frente que llevó a Fernando de la Rúa a la Rosada. “No soy De la Rúa. La Alianza se rompió porque hubo traiciones al electorado. En cambio, nosotros coaligamos a gente que, desde hace diez años, viene luchando por lo mismo”, señaló.
Acompañada por su candidato a vicepresidente, el socialista Rubén Giustiniani, en su visita a Tucumán Carrió destacó que en su coalición hay “compromiso y coherencia y no mera propaganda electoral”. Palabras que a esta altura de la campaña electoral repiten no pocos candidatos. La candidata a gobernadora de Buenos Aires, la radical Margarita Stolbizer, se sumó ayer a la polémica. La bonaerense aseguró que “los radicales están aportando a la Coalición Cívica. El resto está en la estrategia de mirarse al ombligo”.
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