EL PAíS › SOBRE LA FINANCIACION DE LA POLITICA
La doctora en Derecho Delia Ferreira Rubio analiza cómo financiaron los diferentes partidos la campaña electoral que concluyó el 28 de octubre. Los aportes realizados por privados, los gastos en publicidad y las ventajas de los oficialismos al contar con el aparato estatal.
› Por Alejandra Dandan
Delia Ferreira Rubio vive en su computadora, metida en la pantalla de su laptop mientras deambula por aeropuertos del mundo. Doctorada en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, consultora de la OEA, del PNUD y del BID, es autora de numerosos proyectos de trasparencia en el financiamiento de los partidos políticos y es una de las principales responsables de que hoy se conozcan muchos de los datos que se difundieron antes de las elecciones sobre aportes públicos y privados de cada candidato. De paso por Buenos Aires, en medio de una escala de los viajes que la llevan a dar conferencias y a trabajar como consultora en buena parte del globo, dialogó con Página/12 sobre cómo se financia la política en Argentina a la luz de lo que sucedió en la elección de octubre. El rol del Estado, los mecanismos de control, los aportes de supuestos fantasmas y las dudas que aparecen en las campañas de todos los candidatos.
En manos de esta mujer están las planillas de recaudación de los partidos políticos. Son los totales que cada uno informó haber recibido de aportes privados antes del último cierre de campaña. Si bien los números serán actualizados 90 días después de la elección, le permiten a Ferreira Rubio hablar de las desmesuras que a su criterio se hayan permitidas por el corazón de la última ley de financiamiento político de 2006. Esos aportes privados esta vez fueron:
- Cristina Kirchner: diez días antes de la elección se declaraban como recibidos 3.034.096 de pesos y el total hasta el comicio se estima en 11.543.842.
- Alberto Rodríguez Saá: 310.138 y 9.443.538.
- Jorge Sobisch: no declaró, se estima un total de 5.011.531.
- Ricardo López Murphy: 686.538 y 738.938.
- Elisa Carrió: 271.500 y 426.500.
- Roberto Lavagna: 32.000 y 261.512.
En el caso de los aportes destinados a gastos de propaganda, la información de cada partido:
- Kirchner: diez días antes de los comicios declaraba haber gastado 4.709.653 y para toda la campaña se estiman 12.182.184.
- Carrió: 530.295 y 1.085.041.
- Lavagna: 104.437 y 972.463.
- Rodríguez Saá: 4.386.150 y 7.748.779.
- López Murphy: 869.138 y 909.138.
- Sobisch: 4000 y 5.499.000.
Lo primero que compara Ferreira Rubio es el monto de aportes con la inversión en propaganda y habla, admirada, de la fabulosa apuesta mediática:
–Usted acá ve números globales, y por empezar yo no creo en estos números. Lo que me parece interesante es que los números surgen de los datos que los partidos dan, antes ni siquiera los daban.
–¿Por qué dice que no son reales?
–Revisé los informes a partir de los datos que presentaron en el juzgado de (María Romilda) Servini de Cubría para ver cuánto decían que iban a gastar. La cifra no me parece real porque en Poder Ciudadano realizamos un estudio sobre el presupuesto de campaña de un candidato ideal en la Ciudad de Buenos Aires, tomando como parámetro el costo del espacio en televisión, el presupuesto de un hotel, una sala de conferencias y hasta en una imprenta para comparar presupuestos de un candidato rico, uno medio y uno pobre y obviamente notamos que se gastaba mucho más de lo que dicen.
–¿Cuánto más?
–Digamos que lo que había declarado nos daba diez veces menos. Todo el mundo sabe que la declaración es una formalidad, y lo que pasa es que la auditoría todavía no tiene herramientas suficientes para verlo.
La campaña presidencial de 2003 generó una resolución paradigmática para este debate. Se trata de un fallo de Servini de Cubría que para Ferreira Rubio es “escandaloso” porque la jueza interpretó que una cosa era el dinero de un partido político y otra cosa el dinero de una fundación que paga la publicidad de ese partido. El asunto era que ese partido era de Carlos Menem y la fundación tenía de presidente a la mujer del candidato a vicepresidente de Menem y de secretario a su jefe de campaña.
–¿Finalmente qué se resolvió?
–Nada, porque la sentencia es de diciembre del año pasado y cuando se lo dio a conocer ya era tarde para recurrirla. O sea, los números de los aportes nunca son confiables, los porcentajes sí.
–¿Cuál es la diferencia?
–Si usted comparara el total de gastos estimado con el gasto de propaganda, eso da una proporción distinta según los candidatos. Carrió no llegó ni a la mitad, pero Sobisch y Cristina fueron los que más proporción destinaron a publicidad, casi un 80 por ciento.
–¿Por qué cree que se hacen los gastos en publicidad con los niveles de consenso alto que tenía el kirchnerismo?
–Yo le decía a la gente: “Cuidado con el donante encubierto”, porque en estos reportes cada uno tiene que decir quién le donó dinero. Los partidos tienen que dar nombre y apellido y el monto que aportó la persona física o jurídica. Pero en esta campaña hubo un gran donante privado que fue el Estado nacional con aviones, Canal 7 y los elementos que no figuran ahí, con este gobierno o con cualquier otro.
–Eso sucede en general con todos los oficialismos a la hora de pelear la renovación.
–En la provincia de Buenos Aires con Duhalde gobernador y de campaña, su cuenta en los canales se trasformaba en la máxima pauta publicitaria, por encima de Coca Cola. Siempre pasó, por eso el oficialismo tiene una ventaja.
–Según la ley, los partidos pueden recibir dinero privado y del Estado de acuerdo con determinados porcentajes, pero usted señala un largo etcétera de fondos del Ministerio del Interior.
–De acuerdo con la ley, los partidos reciben un aporte público: un 20 por ciento es igual para todos y el 80 por ciento restante de acuerdo a la proporción de votos, si los votó al menos el 1 por ciento del padrón electoral. Esto es importante porque cambió con la última elección, antes esa barrera no existía y hacía que cualquiera reciba plata y esto se convierta en un negocio, como sucedió en el país durante años. Para la campaña, específicamente, los números cambian: los partidos reciben en vez de 20 un 30 por ciento por igual, el dinero de la impresión de una boleta por elector, franquicia en los medios y un aporte extraordinario no electoral del Ministerio del Interior. Ese es el aporte discrecional porque no está pautado.
–¿De cuánto es?
–No se sabe. Se podría hacer un pedido de investigación, pero no se hizo. Debe haber sido un millón de pesos, pero no lo sé.
–No parece mucho frente a los totales.
–No, y no es el gran aporte encubierto. El problema es que todo está regulado, pero esto le da al ministro del Interior la posibilidad de dar dinero no al que necesita, sino a un candidato afín.
–¿Cómo está Argentina frente a otros países?
–Hemos avanzado, esto no se puede dudar: acá los balances de los partidos se publicaban siete o ocho años después de terminado el ejercicio y en la sección segunda del Boletín Oficial. ¡No le cuento el trabajo que hice para rastrear balances que decían: ingresos 100, saldo 100 y gastos 0! De ese momento a ahora, avanzamos enormemente porque ahora tenemos dibujos pero los tenemos en Internet, podemos chequearlos, ustedes también, y se puede ver a los que aportaron.
–En las listas hay casos llamativos. ¿Qué se observa principalmente?
–Entré a la AFIP, por ejemplo, y me saltó un número de CUIT y la información como monotributista de alguien que encontré que tiene un máximo de facturación anual de 72 mil pesos. Máximo con lo que tiene que vivir y ahorrar un poquito y aparece con un aporte 80 mil. Llamativo. Otro dato que conté es que en la campaña de Cristina aparecen Swiss Medical y Medicus aportando y ahora lograron un aumento de las cuotas después de las elecciones... Desde el ’83 hasta acá hicimos un largo camino, pero nos queda mucho camino para ser transparentes.
–Otro dato que usted mencionó es de una mutual, la Asociación Mutual Club Social Deportivo.
–Cosas llamativas. Hay empresas concesionarias de obras y servicios públicos o personas que cuando usted las busca en el Google, la primera página que le aparece es del Ministerio de Planificación. El club de un pueblo de Buenos Aires que tuve que buscarlo para saber cuál era, un club chiquito, con actividad como el baile del pueblo o cuyas noticias son la inauguración de un pastito, aparece donándole a Cristina 100 mil pesos, lo que imagino será más de un año de su trabajo. Cuando entré a ver el estatuto de la mutual encontré en el artículo segundo que le prohíbe participar de manera alguna en la actividad política.
–¿De otros candidatos?
–¿Sabe cuánto dijo Lavagna que gastó? 418 pesos. Yo me pregunto cuál es la empresa con la que viajó de Ushuaia a La Quiaca para lanzar su campaña. Ni un pasaje compra con eso. Hay cosas que son evidentes.
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