EL PAíS › LA OFICINA ANTICORRUPCION INVESTIGA AL GENERAL OSVALDO MONTERO
La OA abrió un expediente en abril pasado para determinar si el ex jefe de Inteligencia del Ejército se enriqueció ilegalmente. Montero fue pasado a disponibilidad, sospechado de conspirar contra la ministra de Defensa, Nilda Garré.
› Por Eduardo Tagliaferro
El general Osvaldo Montero, separado de la Jefatura de Inteligencia del Ejército por conspirar contra la ministra de Defensa, Nilda Garré, está siendo investigado desde abril de este año por la Oficina Anticorrupción. La carátula del expediente 8245, que se sustancia en el organismo estatal, habla por sí misma: Osvaldo Montero probable enriquecimiento ilícito. “No se trata solamente de un hecho sino de una sumatoria de hechos”, confiaron a este diario, al dar cuenta de los casos que están debajo de la lupa de la OA. No sólo las propiedades y los bienes del general resultan sospechosos para los investigadores, sino también su vínculo con algunas empresas a través de las que se tercerizaron emprendimientos y contratos con el Estado. La participación de Montero en la provisión de equipos de comunicación a la Prefectura Naval, es uno de los casos que figuran en la carpeta que lleva adelante un instructor de la OA.
Curiosamente, en el Ministerio de Defensa aseguran no estar al tanto de la pesquisa de la Oficina Anticorrupción. “No hay ningún sumario abierto, ni ninguna investigación sobre estos casos”, se limita a responder a este diario el director de prensa, Jorge Bernetti. Explicación al margen, antes de separar a Montero de la fuerza, Garré hizo los tanteos políticos de rigor y habló del tema con el presidente Néstor Kirchner. Conocedores de la entretela militar no dudan en comentarle a este diario que “Montero es Bendini”. El jefe de Inteligencia contaba con la confianza del jefe del Ejército, Roberto Bendini. “No tenga dudas, Garré le sopló a Bendini su mano derecha”, asegura un funcionario que pide reserva de su nombre.
Entre los datos que llaman la atención del expediente que está en la OA está la imponente propiedad que Montero tiene en Tigre. “María del Tigre”, es una casa de dos plantas, con arcadas coloniales en las que suelen colgar hamacas paraguayas, y en la que la piscina desentona con una finca cuyo valor se calcula en unos 195 mil dólares. Aficionado al yachting, el velero “Pancho” es uno de los bienes preciados de Montero. A diferencia de otros delitos, en el caso del enriquecimiento ilícito, se invierte la carga de la prueba y es el imputado el que tiene que demostrar su inocencia. Eso sucederá, en el caso que la investigación llegue a los estrados judiciales si es que la OA establece que existe la presunción del delito.
Aunque no lleva mucho tiempo al frente de la Jefatura de Inteligencia, Montero avanza sobre una idea que en su momento impulsó un conocedor del tema que hoy está retirado: el coronel Juan Carlos Martene. La propuesta apunta a reunir en Campo de Mayo a todas las reparticiones que la inteligencia militar, si es que se puede hablar de tal cosa, tiene dispersa en distintos puntos. De esta manera quedarían en desuso más de un inmueble. Propiedades que en algunos casos están a nombre de sociedades fantasmas. Una práctica habitual durante la dictadura militar que produjo no pocos escándalos. La Secretaría de Inteligencia del Estado, SIDE, fue partícipe de los más conocidos. Luego de despedir a algunos de sus miembros, la SIDE descubrió de manera tardía, que a nombre de estos agentes estaban esas empresas y como propiedad de ellas figuraban algunos de los inmuebles del Estado. El riesgo de enfrentarse a una situación similar está detrás de la unificación de las dependencias de la inteligencia militar.
Cuando trascendió que Montero mantenía reuniones con la directora de Inteligencia Criminal del ministerio del Interior, Verónica Fernández Sagari, en las que desacreditaba a la ministra Garré para facilitar el acceso de Aníbal Fernández a ese cargo, el ministro tomó distancia del hecho. “No lo conozco”, respondió el titular del Interior cuando se le preguntó por Montero. Luego de eso, se preocupó por destacar que siempre trabajó en conjunto con la ministra de Defensa.
No fueron pocos los comentarios periodísticos que consignaron que Garré estaba fuera del futuro gabinete de Cristina Fernández de Kirchner. Esos mismos artículos sugirieron que su sucesor sería el ministro del Interior. Abundan los uniformados que pretenden sacar rédito de las fisuras que muestra el poder político. Aunque Montero haya caído en desgracia, no es una pieza suelta en el engranaje.
“Usted considera que un jefe de comunicaciones, cualquiera sea su peso dentro de una fuerza armada o de seguridad, puede firmar un contrato como si se tratara de un tema individual”, pregunta a este diario el conocedor de la interna que suele rodear a los proveedores del Estado. La pregunta conlleva su respuesta y destaca que Bendini, el jefe del Ejército, no podría estar al margen o desconocer los vínculos que unirían a Montero con algunos proveedores de la fuerza. La pregunta también pone en primer plano que a rey muerto, rey puesto. No sólo Montero tiene vínculos importantes con empresas especializadas en las comunicaciones.
Las áreas de defensa, tecnología vinculada a la seguridad, a la aeronavegación y al control aeroportuario, son un mercado apetecible para esos proveedores. Mario Montoto, ex asistente del jefe montonero Mario Eduardo Firmenich, con vínculo privilegiado con el arzobispo de La Plata Héctor Aguer y devenido en empresario con intereses en el sector ferroviario, las comunicaciones y reciente editor en el área de Defensa, es uno de los nombres que sobrevuelan detrás de las internas que dividen a los uniformados. A pesar de la gran cantidad de nombres influyentes que no dudarían en atender un llamado de Montoto, este “próspero empresario” no logró tener ninguna audiencia oficial con la ministra Garré. Y no es porque no la haya solicitado. Si bien hay funcionarios que pueden decir que no lo conocen al general Montero, es muy difícil que puedan afirmar lo mismo si se les preguntara por Mario Montoto.
En el 2008 se renovarán equipos militares y la cartera de Defensa no es una pieza desdeñable para aquellos que proveen estos materiales. El Ministerio del Interior no oculta su interés en conseguir para la Prefectura algunas de las tareas que hoy lleva adelante la Armada. Entre ellas, el control marítimo dentro de las 200 millas del mar continental argentino. Además de la desafectación de la Armada a estas tareas, el Ministerio del Interior considera que a su órbita podrían pasar todas las escuelas de oficiales de la marina mercante. Esto conllevaría no sólo una puja de poder, sino también un traspaso presupuestario importante. Con el rediseño del gabinete, la Seguridad pasará a la órbita de Justicia pero seguirá en las mismas manos: las de Aníbal Fernández.
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