EL PAíS › TODO EL ARI EN TIERRA DEL FUEGO PARA LA ASUNCION DE FABIANA RIOS
Cuando asuma hoy será la primera gobernadora mujer. Dudas sobre su relación con la Presidenta y si el PJ la dejará gobernar.
› Por Werner Pertot
desde Ushuaia
Rodeado de montañas nevadas y bajo un cielo de nubes como copos de telgopor, el aeropuerto de Ushuaia parecía un plenario del ARI, con Lilita incluida. Los aristas llegaban en oleadas para ver asumir a la primera gobernadora de ese partido y la primera mujer que fue electa para ocupar una gestión provincial. En las calles de la ciudad del fin del mundo, su llegada genera fuertes esperanzas de cambio y también algunos recaudos: muchos se preguntan si la van a dejar gobernar. “Lo que muchos quieren es que el gobierno nacional la apoye en el cambio”, le dice a Página/12 Juan Carlos, un barman que es idéntico al actor Danny Glover.
Juan Carlos es peruano y llegó a Tierra del Fuego hace más de veinte años. Frente a sus ojos desfilaron gobiernos provinciales de los más variados colores. El más recordado es el del menemista Carlos Manfredotti. “Terminó la gestión y se puso un hotel de lujo”, resume. “Con ella, es todo nuevo: es la primera vez que vamos a tener una mujer y la primera vez que gobierna el ARI. Hay esperanzas de que haga un buen gobierno. También hay que ver si la dejan gobernar los peronistas. Le pueden poner trabas, hacerle paros”, se ataja.
El barman comenta que se nacionalizó hace poco, pero que en la isla todos son inmigrantes. De otros países o de otras provincias. “Los nacidos acá deben tener todos menos de veinte”, comenta. Como Leandro, que tiene 18. De pelo corto, con la cara plagada de granitos, está en el último año del secundario. “Los partidos acá eran lo mismo, así que es bueno que asuma Fabi. El cambio va a ser lento, pero algunas cosas va a poder hacer. Cóccaro trató de tirarla abajo, le va a tomar años volver a estabilizar los sueldos”, dice Leandro, absolutamente serio, mientras un rebaño de turistas pasa a su lado en dirección al Casino.
El de Leandro es un caso raro. La mayoría de los fueguinos empieza a hablar de sí mismo con la frase “yo vengo de” seguida por: “Hace 20 años éramos siete mil y ahora somos más de 100 mil”. El problema habitacional reemplaza en el discurso taxi al de la inseguridad. “El problema acá son los usurpadores, los que ocupan tierras”, asegura Mario, el remisero que dice ganar más de seis mil al mes (un alquiler barato en Ushuaia no baja de los mil pesos, alecciona). La única señal de la existencia de los “usurpadores” es una leve columna de humo que sale del bosque. Es el signo de los asentamientos que hay detrás de las casas con techo a dos aguas, que dan la impresión de que se está en Suiza. Pero no es Suiza, aunque en la calle San Martín se pueda escuchar hablar en inglés, francés, alemán o japonés. La proliferación de idiomas proviene del Infinity, un crucero leviatánico que atraca en el puerto por algunas horas y luego sigue camino a Chile. Carlos, de 8 años, lo saluda mientras se va. Lo toma de la mano Juliana, su madre, quien trabaja en el gobierno provincial como maestranza. Se sonríe antes de decir lo que piensa. “Tenemos una mujer presidenta y ahora una gobernadora. Yo, como mujer, pienso que van a hacer las cosas mejor. Fijate por ejemplo en la casa, siempre somos las que sabemos administrar”, compara.
Con sombra de barba y remera amarilla, Luis camina por la costanera, también de la mano de su hija. Al atardecer –es un decir, hay sol hasta las diez de la noche– algunas familias empiezan a tender reposeras. Luis no está tan seguro de que las cosas vayan a mejorar. “Yo sé que mucha gente tiene expectativas, pero me da desconfianza. Siempre fueron opositores y nunca gobernaron. Para mí que los del PJ le van a hacer lo que le hicieron a Colazo”, asegura. Luis trabaja en la dirección del puerto y dice conocer “las cosas que pasan ahí”. “Esta es una provincia muy corrupta y muy complicada, no sé si tiene la experiencia como para manejarla”, se plantea. En rigor, son los mismos temores que alimentó el PJ durante la campaña.
Otro de ellos era el fantasma de despidos masivos, lo que puso en guardia a más de un empleado estatal frente a la llegada de la gobernadora. “En la campaña me pareció bien, pero ahora está mostrando las uñas”, dice Adriana, de 70 años y más de treinta en el estado provincial. Recorre con sus dos hijas el pesebre gigante que está instalado detrás del curioso edificio de la gobernación, que recuerda lejanamente la arquitectura de la Biblioteca Nacional. Tiene un reloj y el infaltable techo a dos aguas.
–También es cierto que la provincia quedó destruida por Cóccaro. Le dejó el estado dinamitado –se desdice Adriana.
–Pero no puede echar gente. Acá es pueblo chico, infierno grande. Una vez prendieron fuego la intendencia por una cosa así –amenaza Marcela, su hija, treintañera y teñida de rubio. También es empleada estatal. Y promete más de un foco de conflicto “si toca a los de planta”.
“¿Ves esa carpa? –agrega Adriana–. Estuvieron con nieve, con lluvia, no se van a ir.” “Esa carpa” es, en realidad, una sólida construcción de madera (con ¡techo a dos aguas!) que plantó ATE ante la gobernación para reclamar a Cóccaro aumentos de sueldo y el pase a planta de los empleados con “planes de gobierno”. Adriana la señala como una amenaza al gobierno que llega; sin embargo, dentro de la carpa la opinión sobre Fabiana Ríos es muy otra. “Es un gran cambio para la provincia. Es joven, es mujer. Creo que nos va a ayudar”, dice Silvana, sentada en la entrada de la carpa, donde reluce un arbolito de Navidad. De campera de cuero y sweater verde, Silvana trabaja en la parte de limpieza del gobierno provincial. Luego de recordar la época de Ríos como delegada de ATE, aclara: “Levantaremos la carpa cuando tengamos respuestas concretas. Ojalá asuma con fuerza y escuche al pueblo”.
La precaria construcción contrasta con el café Tante Sara, a pocas cuadras sobre la misma calle San Martín. Allí, entre decorados de madera noble y más adornitos navideños, Aníbal, politólogo, docente universitario, vuelve sobre la relación con el gobierno nacional mientras apura un cortado. “Acá se agotó el peronismo, por eso la alternativa es Fabiana. Ella va a privilegiar una relación de género y no política. Por eso tendrá buena relación con Cristina”, se esperanza. Desde un viejo cartel de la campaña, Fabiana le responde con una sonrisa.
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