La gobernadora fueguina, Fabiana Ríos, visitó ayer la Casa Rosada y se entrevistó con el ministro del Interior. Adelantarán a la provincia gobernada por el ARI un pago de coparticipación.
› Por Martín Piqué
Dos semanas después de asumir como la primera gobernadora mujer de la historia argentina, Fabiana Ríos visitó ayer la Casa Rosada. La dirigente del ARI llegó sola y se entrevistó con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y el vicepresidente, Julio Cobos. Se trató de la segunda visita de Ríos a la Casa de Gobierno desde que asumió el cargo el domingo 17 de diciembre (la primera había sido el 19 de diciembre). Fue recibida por Randazzo en su despacho del Ministerio del Interior. Cobos quiso sumarse a la reunión. Los tres conversaron sobre la situación financiera de Tierra del Fuego, una de las peores del país si se tiene en cuenta el presupuesto por habitante. La deliciosa herencia que Ríos recibió de su antecesor, el peronista Hugo Cóccaro, es una deuda de alrededor de mil millones de pesos y un déficit mensual de 30 millones.
Con la presidenta ausente hasta el viernes –Cristina Fernández de Kirchner decidió permanecer en Santa Cruz junto con su familia para pasar el fin de año–, la agenda del Gobierno quedó en manos del jefe de la cartera política. En la asunción de Ríos, Randazzo había prometido que el Ejecutivo aprobaría una ayuda económica extraordinaria para que la gobernadora del ARI pudiera sobrellevar el descalabro financiero. Ayer, cerca de Randazzo confirmaron que la Rosada adelantará un pago de coparticipación para dar oxígeno a las cuentas provinciales.
“Junto a la gobernadora y el vicepresidente pudimos avanzar un poco más en las soluciones que la provincia necesita. Seguiremos coordinando acciones para que Tierra del Fuego pueda ir corrigiendo sus cuentas públicas”, declaró el propio Randazzo a través de un comunicado. Página/12 intentó comunicarse con la gobernadora, pero no contestó los llamados. En Tierra del Fuego el estado de las cuentas es bien conocido por todos. Tras la asunción de Ríos, algunos empleados públicos hicieron correr versiones sobre probables despidos. Nada de eso se concretó. La nueva gestión sí anunció una reforma tributaria que pretende cobrar impuestos sobre actividades que hasta ahora estaban exentas.
Desde hace bastante tiempo, Tierra del Fuego es beneficiada con la ley de promoción industrial (19.640). Esa normativa establece que muchos productos que se fabrican en suelo fueguino tienen mecanismos de compensación, subsidios o no pagan impuestos. En la provincia, esa exención se conoce como tasa cero. Luego de comprobar la deuda y el déficit mensual que la multiplica mes a mes, Ríos decidió imponer el pago de impuestos a actividades que hasta ahora están eximidas: la ganadería ovina, la explotación de los recursos naturales o la fabricación y el ensamble de electrodomésticos. Otra de las propuestas de Ríos es que la provincia cobre un sello por las “certificaciones de origen”, las etiquetas que rubrican la fabricación en Tierra del Fuego.
El proyecto de ley de Ríos se encontró con muchísima resistencia en la Legislatura. “La reforma está trabadísima. Ya hubo varias reuniones. El gabinete económico estuvo en la Legislatura, pero la oposición está muy resistente”, contaron a Página/12 desde el bloque de diputados provinciales del ARI. El partido fundado por Elisa Carrió no llega al quórum propio: tiene seis legisladores sobre un total de quince, por lo que necesita de otras fuerzas políticas si quiere aprobar la reforma. Varios ministros provinciales se presentarán la semana próxima en la Legislatura con la intención de que el proyecto salga votado. Los pronósticos coinciden en que no será fácil. “Hay mucha resistencia de las cámaras de comercio y hotelera”, advirtieron desde la bancada arista.
Según las estimaciones del gobierno de Ríos, la recaudación por impuestos provinciales significa apenas el 30 por ciento del presupuesto provincial. El resto depende de los fondos coparticipables que gira la Nación, lo que revela una indiscutible dependencia financiera. El panorama explica por qué Ríos ya estuvo dos veces en la Casa Rosada en dos semanas y media de gestión. Durante su visita a Ushuaia el día de la asunción de Ríos, Randazzo había prometido que la Presidenta quería acordar un “plan de trabajo conjunto y mantener el diálogo” con la flamante administración. A los dos días de asumir, la gobernadora viajó a Buenos Aires y se reunió con el ministro del Interior. La presencia de Randazzo en su jura había sido bastante comentada por la prensa. En su rol de único representante del Gobierno, Randazzo compartió el acto con la titular de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, una de las más duras críticas al kirchnerismo. En la asunción Ríos juró “por la memoria del maestro Alfredo Bravo”, quien fue un referente tanto para ella como para su marido, Gustavo Longhi. Ya en el discurso le pidió a la Legislatura “una reforma tributaria que permita llegar al equilibrio de las cuentas públicas”. Quedó claro que la situación financiera era su obsesión, su prioridad.
Para el Gobierno, el triunfo de Ríos en Tierra del Fuego fue un mal trago que luego se esforzó por superar. Tras apoyar a la fórmula Cóccaro-Bertone, la Rosada luego hizo un esfuerzo por tender puentes hacia la gobernadora. Las necesidades de la flamante administración colaboraron con los planes. Pero el Ejecutivo se cuidó de sumar señales de distensión. A la publicitada presencia de Randazzo en el acto de asunción se sumó también la del socialista Oscar González, uno de los representantes del socialismo alineado con el kirchnerismo. González fue nombrado director del sistema nacional de medios públicos un mes antes de las elecciones presidenciales.
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