EL PAíS › HUBO BOTES PARA EMPLEADOS Y APOSTADORES
Por la peatonal Caminito, en el barrio porteño de La Boca, empleados del casino flotante y apostadores abordaron ayer botes con destino al barco “Estrella de la Fortuna”, una de las dos naves ancladas en la Dársena Sur de Puerto Madero en las que funcionan las salas de juego. Mientras, los más de cien trabajadores cesanteados continuaban con un acampe en el cruce de la avenida Elvira Rawson de Dellepiane y Costanera Sur, mientras otros permanecieron en la intersección de esa avenida con Brasil, acompañados por un vallado humano de prefectos. “Hay un mini estado de sitio”, bromeó Víctor Kivensky, uno de los delegados. Los trabajadores cesanteados denunciarán en el Ministerio de Trabajo el transporte en embarcación, al considerar que se trata de una “metodología riesgosa e ilegal”, porque no está contemplada en el Convenio Colectivo laboral.
Además, mientras Casino de Buenos Aires sostuvo que trabajó ayer “un 60 por ciento” del personal, los representantes de los manifestantes señalaron que trabajó “sólo un 7 por ciento”. María Laura Ríos, gerenta de Marketing del casino, dijo que “asistió el 60 por ciento de los empleados” e indicó que “las salas de juego funcionan a un diez por ciento de su capacidad”. Además, Ríos señaló que “desde esa embarcación, los apostadores que quisieron entretenerse con los tragamonedas pasaron luego al buque ‘Princess’, en el que están instaladas esas máquinas”.
El viernes último los trabajadores despedidos intentaron impedir el ingreso de los empleados. Durante la protesta, fue apedreada una combi e intervino la Prefectura. Hubo cuatro heridos y un detenido. Mientras tanto, otro grupo de ex empleados continuaba ayer en Plaza de Mayo y dos trabajadores despedidos mantuvieron ayunos frente a la Catedral Metropolitana, donde permanecen encadenados a una columna desde la mañana del viernes último.
En tanto, el delegado Kivensky opinó que la Prefectura “está a disposición de Cristóbal López”, uno de los propietarios del casino para especular luego que “el conflicto se está dilatando, porque hay un interés político y económico importantísimo detrás”.
Todo comenzó el 9 de noviembre último, cuando se produjo un enfrentamiento entre miembros de dos gremios por el encuadramiento de trabajadores. Tras el incidente, la empresa despidió a alrededor de cien empleados.
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