Después de constatar la rebaja en los surtidores de Repsol-YPF, Petrobras y Esso, el Gobierno levantó la suspensión de exportar combustibles a esas petroleras. Shell quedó fuera de esa medida porque no bajó los precios.
El Gobierno levantó ayer la suspensión de exportar combustibles a Repsol-YPF, Petrobras y Esso, tras constatar que la gran mayoría de sus estaciones retrotrajeron los precios a los valores vigentes a fines de octubre. “La medida no alcanza a Shell”, advirtieron a Página/12 desde la Secretaría de Comercio y agregaron que “no podrá exportar hasta tanto no baje también sus precios en el mercado interno”. La petrolera española que concentra más del 50 por ciento de las exportaciones de naftas y derivados, tiene varios buques con los tanques llenos esperando la autorización de la Subsecretaría de Coordinación y Control de Gestión, el ente encargado de emitir los permisos. Las estaciones de servicio independientes que hace varios días están alertando sobre su complicada situación demorarán algunos días más para ajustar los precios hasta agotar el actual stock y luego puedan adquirir combustible a los valores rebajados. Mientras tanto, en el interior del país muchas estaciones siguen cobrando un “derecho de playa” de 15 centavos por litro.
El lunes 7 de enero, luego de recibir varias denuncias acerca de la falta de combustibles en algunas provincias y en zonas de veraneo, y de registrar aumentos en gran parte del país, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dispuso la suspensión de las exportaciones de estos productos. Tras varios días de negociaciones, el Gobierno acordó con algunas empresas la reapertura de las ventas al exterior siempre y cuando los precios de las naftas retrocedieran a los vigentes a finales de octubre.
El principal objetivo de las medidas era lograr que Repsol-YPF retrotrajera sus precios y que, por el peso de mercado de la compañía, el resto de las petroleras se viera obligada a hacerlo. El viernes pasado Aníbal Fernández había señalado que “Repsol es la empresa testigo y si resolvemos el tema con ellos todo es más fácil”. Finalmente, del acuerdo también participaron Esso y Petrobras, quedando Shell como la única que no se sumó a la iniciativa.
El sábado se registraron entonces las primeras rebajas en el precio de los diferentes combustibles. Como estaba previsto, la empresa española tomó la delantera anunciando que desde ese día “el 100 por ciento de las 1600 estaciones retrotrajeron los precios a los vigentes en octubre” y añadieron que “las rebajas están en el orden del 12 por ciento”. En las estaciones de bandera Petrobras y Esso las caídas se demoraron un poco más.
Las alarmas se encendieron desde las asociaciones de estaciones independientes, que advirtieron sobre lo insostenible de su situación y las complicaciones para hacer frente a las bajas de precios, aun cuando lo pudieran obtener a los valores de octubre. Argumentan que sus márgenes de ganancia son cada vez más reducidos y que, además, deben hacer frente a un incremento salarial acordado en noviembre. Desde el sector vieron como “desacertadas en tiempo y forma” las medidas del Gobierno y plantearon que se debería haber puesto especial atención en los cupos que las petroleras imponen a las estaciones, “que son los que terminaron por generar esta crisis de abastecimiento”.
La situación en el interior es confusa porque si bien las empresas aseguran haber bajado los precios, turistas que volvían de vacaciones señalaron que “no sólo no bajaron los precios, sino que además te cobran un servicio de comercialización de 15 centavos por litro”. Ese plus sobre la venta busca mantener el deteriorado margen de ganancia de muchas estaciones de servicios fuera del área metropolitana.
Tras la autorización del Gobierno, Repsol-YPF, Esso y Petrobras pueden volver a exportar excedentes de combustibles siempre que prioricen un adecuado abastecimiento en el orden local. Por su parte, la empresa española volvió a insistir en que “lo que se exporta es nafta virgen y fuel oil, combustibles de menor calidad, que no se consumen en el mercado interno”. Ahora todos los ojos ahora están puestos en Shell, la única petrolera que no bajó los precios y que hasta ayer “esperaba ver cómo se desenvolvía el mercado para tomar alguna decisión”. La empresa mantiene un conflicto permanente con el Gobierno. Hace algunos días el presidente de la compañía, José Aranguren, sostuvo que sólo exportan naftas que no se consumen en el mercado interno y advirtió que “si no se puede vender al exterior vamos a tener problemas de almacenaje. Y la única manera de evitarlo es dejar de procesar, algo que repercutiría en la producción de gasoil”. La posición desde Gobierno es firme: “Si Shell no baja los precios, no podrá exportar”.
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