Sáb 19.01.2008

EL PAíS  › JUGADA DEL KIRCHNERISMO PARA EVITAR QUE DIRIGENTES VAYAN A OTRAS LINEAS

Asoma un nuevo presidente para el PJ

El trascendido acerca de que Néstor Kirchner irá por la conducción del PJ generó ayer algarabía dentro del justicialismo, donde hacía rato venían reclamando ese gesto. Por ahora no hay precisiones: se habla de internas a mitad de este año, pero también se baraja marzo de 2009.

› Por Fernando Cibeira

Bastó que el ex presidente Néstor Kirchner dejara trascender a través de algunos dirigentes su decisión de presidir el Partido Justicialista para que de todos los puntos cardinales de la constelación peronista salieran alborozados a festejar la buena nueva. Uno de los hombres que conversó con Kirchner en sus nuevas oficinas justificaba el anuncio: con el ex presidente a cargo del timón partidario se evitarían fugas de heridos de elecciones recientes hacia las nuevas ententes de base justicialista que pretenden armar los Rodríguez Saá y Francisco de Narváez en alianza con el macrismo. Por eso, valía más el gesto de Kirchner que las precisiones. Por ahora no se sabe mucho del cronograma de normalización de un PJ largamente intervenido, con especulaciones que iban desde una interna a mitad de este año hasta otros que hablaban de mediados del próximo.

Kirchner nunca dijo que no, aunque también había mostrado sus reparos a presidir la estructura burocrática de un partido al que en algún momento definió despectivamente como “pejotismo”. En tiempos recientes, poco después de la elección de Cristina Fernández como presidenta, se entusiasmó con la posibilidad de reconvertirlo en un partido de cuadros. En un diálogo con Página/12 mencionó entonces la necesidad de que el partido de gobierno contara con 500 cuadros políticos de menos de cuarenta años, a la manera del PSOE español. El ex presidente reconocía como “la pata renga” de su gestión esta escasez de dirigentes capacitados para asumir cuando hiciera falta responsabilidades en la administración.

Pero, por ahora, el prelanzamiento de Kirchner no parece tener ese perfil, sino más bien sonó como un visto bueno para los dirigentes que se le acercaban –las nuevas oficinas de la Fundación Calafate en Puerto Madero fueron escenario de un verdadero desfile durante la semana que pasó– para decirle que era necesario dar una señal para evitar que algunos comenzaran a evaluar propuestas de pegar el salto a las líneas que pretenden plantarse como opositores internos. “Salgan y anúncienlo”, aceptó el ex presidente.

La señal generó la respuesta imaginada: desde funcionarios como Alberto Fernández a diputados y senadores como Agustín Rossi, José María Díaz Bancalari y José Pampuro, de gobernadores como José Alperovich a intendentes del conurbano como Fernando Espinoza, Jesús Cariglino, Pablo Bruera y Alberto Descalzo o sindicalistas como Hugo Moyano y Omar Viviani; todos ellos ayer hicieron fila para anunciar su apoyo a la decisión y ponerse a disposición para lo que hiciera falta.

El vicegobernador bonaerense Alberto Balestrini aseguró que el congreso nacional del Partido Justicialista que iniciará la normalización será convocado por el interventor a fines de marzo. De ahí saldrá una mesa de conducción del justicialismo que contará con representantes de todas las provincias que llamaría a una interna “a fines de mayo o comienzos de junio”. Obviamente, dicho esto, Balestrini anticipó que su voto será para Kirchner. En un día de lanzamientos, Espinoza, intendente de La Matanza, propuso, ya que estamos, al propio Balestrini para presidir el PJ en la provincia de Buenos Aires.

Pero no todos coincidían con el cronograma del vicegobernador bonaerense, al que consideraban un poco apresurado. Más bien imaginaban el congreso nacional para mitad de este año y la interna partidaria para marzo del año que viene. En el medio se tejían más variantes, pero lo importante era que los dirigentes justicialistas ya tenían algo en lo que estar ocupados.

“El tema de las colectoras dejó muchos heridos”, explicaba un dirigente que trabaja en la provincia de Buenos Aires. “Y algunos de esos heridos tienen una importante base territorial, no es cuestión de andar dejándoselos en bandeja a Rodríguez Saá o De Narváez”, añadía. En la lógica del justicialismo, continuaba, los dirigentes tienden a encolumnarse en las filas del ganador. En esta interna parecería no haber mucho para la discusión en ese terreno.

Que Kirchner finalmente haya resuelto presidir el PJ, aclaraban, no significaba que dejara de lado las iniciativas más amplias que siempre pretendió construir el ex presidente. Por ejemplo, sostenían que el transversal Partido de la Victoria también sería remozado. Y que la Concertación Plural con los radicales K también ocupará su atención en algún momento. “En esta etapa es prioritario consolidar el peronismo, pero esto no quiere decir que más adelante no se confluya en un frente más abarcativo”, sostenía un dirigente que conversó con el ex presidente en estos días.

En ese sentido, le añadía la ventaja que significaba en estas cuestiones partidarias que Kirchner ya no estuviera en la Casa Rosada. “Cristina es la presidenta de todos los argentinos, Néstor puede ser entonces el presidente de los peronistas”, se entusiasmaba.

Para más adelante quedará entonces afinar el lápiz sobre el cronograma y los nombres que ocuparán la conducción. Incluso, se especulaba con la posibilidad de que Kirchner delegara la presidencia en un dirigente de confianza. Lo trascendente era que dentro del justicialismo ya había un tema excluyente de conversación.

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