De esa forma, el presidente del radicalismo respondió a Cobos. Junto al senador Sanz, Morales también criticó a Pascual y a Nosiglia.
› Por Santiago Rodríguez
“Somos un partido de oposición”, repitió ayer hasta el cansancio Gerardo Morales, y afirmó que de la presidencia de la UCR sólo lo sacarán “con los pies para adelante”. Así fijó posición política frente a los radicales K, quienes encabezados por el vicepresidente Julio Cobos reclaman su renuncia, y también salió al cruce de las gestiones de Enrique Nosiglia y Rafael Pascual en favor de la reincorporación de sus correligionarios kirchneristas a la estructura partidaria. “No vamos a permitir que la burocracia del partido acostumbrada a hacer negocios con el Gobierno le abra las puertas del radicalismo al kirchnerismo”, afirmó Morales, quien anunció que impulsará una reafiliación en la que será obligatoria la “ratificación de fe doctrinaria” para seguir en la UCR.
El reencuentro de Roberto Lavagna con Néstor Kirchner agudizó la crisis ya crónica del radicalismo. Animados por el desplante del ex ministro de Economía a quienes lo llevaron como candidato en las presidenciales de octubre pasado, los radicales de la concertación kirchnerista presionan para que se les permita volver al radicalismo –su propósito es tomar el control del partido– y piden la renuncia de Morales.
“Sería un gesto de grandeza que diera un paso al costado”, lo apuró Cobos en un reportaje a Página/12, y enumeró las demandas del sector que lidera: el levantamiento de las sanciones a los radicales K y el fin de las intervenciones a sus distritos, la reconfirmación de todas las afiliaciones y el llamado a elecciones.
“Las intervenciones están firmes”, retrucó Morales y desafió a Cobos: “Está expulsado y no tiene vuelta; para volver al partido debería renunciar a la vicepresidencia de la Nación.” El vicepresidente no es el único radical K castigado: suspendidos y con destino de expulsión están también los gobernadores Miguel Saiz (Río Negro), Arturo Colombi (Corrientes) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero), y el senador Pablo Verani.
En una rueda con periodistas que compartió con los titulares de los bloques radicales en el Senado, Ernesto Sanz, y en Diputados, Oscar Aguad, el titular de la UCR tampoco pasó por alto la definición de Cobos en cuanto a que pretende convertir al radicalismo en “un partido que sea alternativa de gobierno dentro de un proceso de concertación”. “Sólo es posible convertirse en alternativa desde la oposición”, aseveró.
Morales denunció que partir del acuerdo entre Lavagna y Kirchner “ha quedado al desnudo el proyecto del Gobierno de construir un partido único al estilo del PRI en México” y que “el plan es destruir” a la UCR. “Los radicales K son la herramienta para fagocitar al radicalismo como se han fagocitado todo”, acotó Sanz, y puso como ejemplo el caso mismo de Lavagna: “El domingo era el virtual vicepresidente del PJ y hoy (por ayer), a 72 horas, ya es casi un ordenanza de la sede de la calle Matheu”.
Ambos encuadraron en ese “plan de destrucción” las gestiones de Nosiglia y Pascual para reabrir las puertas del partido a los radicales que responden a la Casa Rosada. “No hacen falta ni gestores ni intermediarios. Si quieren volver, tienen que acatar las reglas del partido”, apuntó Sanz. Morales dejó en claro que esas “reglas” son las que fijó la Convención de Rosario, que ratificó el perfil opositor del partido y allanó el camino a la posterior alianza con Lavagna.
Distinta fue la actitud con Margarita Stolbizer, referente del sector que emigró a la Coalición Cívica. Sanz destacó su condición de opositora y analizó que su acercamiento a Elisa Carrió “no tiene que ver con un alineamiento nacional”, sino con la situación de la UCR bonaerense.
En un intento por retomar la iniciativa, Morales y varios dirigentes que lo acompañan en la conducción del radicalismo emprenderán la semana próxima una gira por el país para “llegar a esos argentinos que tienen la misma sorpresa o la misma decepción por lo que hizo Lavagna”. El mensaje que llevarán en su viaje es que mantienen los postulados que enunciaron el pasado 28 de octubre y que los 27 diputados y los 10 senadores del radicalismo “siguen firmemente opositores al gobierno nacional”.
Morales anticipó también que encarará la normalización de los distritos intervenidos y que impulsará una reafiliación, pero diferente de la que demandan los K: para seguir en la UCR al firmar una “ratificación de fe doctrinaria”.
“Nuevos encuentros esta semana serían inoportunos”, estimaban en la Coalición Cívica, con respecto al radicalismo y el debate que emergió con el acuerdo entre el ex candidato Roberto Lavagna y el ex presidente Néstor Kirchner. Entre los dirigentes de la CC, en especial los que provienen del centenario partido, predominaba el clima de satisfacción. “La situación de hoy contribuye –confió a este diario uno de los que llevan las negociaciones–. Pero no queremos seguir haciendo contactos, porque es prudente que la UCR reflexione.” Previo al anuncio de Kirchner y Lavagna, Elisa Carrió había mantenido encuentros con el senador Ernesto Sanz y Ricardo Gil Lavedra, mientras que el ex jefe de Gobierno Enrique Olivera tiene línea directa con el titular de la UCR, Gerardo Morales.
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