EL PAíS • SUBNOTA › LOS PRODUCTORES ENCABEZADOS POR DE ANGELI SE MANTUVIERON EN LA RUTA
En la asamblea de la noche, los productores de Gualeguaychú votaron la medida en apoyo a los ocho detenidos en San Pedro. Durante el día, no dejaron pasar a camiones, pero sí a autos y micros. De Angeli pidió extender los bloqueos.
› Por Mariano Blejman
Desde Gualeguaychú
El kilómetro 53 de la ruta 14 es la tribuna de la protesta del campo: el Parlamento griego, el circo romano. En medio de tanto frío, el punto neurálgico de la ruta del Mercosur –hay que admitir que el piquete está bien puesto– promete durante todo el día información caliente. Las manos frías no impiden aplaudir la gesta “patriótica”, el campo no se amilana. No hay lugar para los tibios. La platea está en la tele, claro. La tele es la propaladora, la conexión “inocente” entre la gente de campo. El celular también, obvio. La asamblea permanente de bigotes y barbas de dos días se hace de a pie: con mate en mano, anteojos de sol Gucci, boina negra a tono con las botas. No hay doma pronta, no hay feria esta vez, no es domingo, no hay fiesta. Pero el parking de la banquina está casi completo de modernas Toyota Hilux 3D, cuatro por cuatro casi cero kilómetro, flamantemente estacionadas a la vera del camino. El escenario está planteado: el tránsito es el mensaje. Al acto de detener productores por parte de Prefectura en San Pedro, se le contesta con un corte de ruta, ratificado después por los productores en la asamblea de la noche.
Durante todo el día se suceden imágenes propicias para que la tele pueda comer. Seis móviles en vivo necesitan de información intermitente: lo urgente no deja tiempo para lo importante. A eso de las 15 aparecen unas banderas en el horizonte: ¿es una procesión?, ¿vienen los de Moyano? No –suspiran haciendo humo con el aliento–. Es el sindicato de remiseros que se ha solidarizado con la protesta. “Unos setenta, somos”, dice un remisero de pelo bien corto, anteojos negros, desentona con el resto. “Poné bien la bandera, que salió medio chanfleada”, pide otro manifestante. Un tractor se suma a la movilización de los remiseros.
La estrella campera todavía no aparece. El sol pega lindo a esta hora. La tele, hay que confesarlo, está un poco desorientada. Los movileros pasan el tiempo armando un picadito, entrevistando colaterales, sacando al aire a señoras que se autoproclaman como el riñón del Ser Nacional. Notable capacidad de convertir un corte de ruta en un asunto de conversación permanente. Miles de hectáreas repartidas por el país se concentran en este punto que sólo puede tener algo de glamour si es mediatizado. El kilómetro 53 de la ruta nacional 14 es una especie de Aleph, toda la historia presente en un solo punto del Universo campestre.
“Este es un gobierno de montoneros resentidos que se pretenden democráticos”, dice uno de boina, rodeado de gendarmes de boinas similares. “Todo esto es una cuestión ideológica”, insiste, con sus manos en los bolsillos, panza prominente. Camiones vinculados con el agro, la industria y el extranjero, no pasan. Autos y micros, sí. El Hombre de campo habla con firmeza. Se cruza de brazos como si estuviera apoyado en la tranquera para decir su verdad: la prepotencia del que trabaja la tierra desmerece cualquier argumento. “La vieja ya está acabada”, dice otro (habla de La Señora), que se entera, de pronto, la noticia que justifica la espera: ocho productores detenidos en el corte de San Pedro provocan una reacción en cadena. Subrepticiamente, a eso de las 18.30, unos veinte patrones y capataces de Gualeguaychú deciden cortar la ruta en apoyo a “los detenidos”.
A las 19, entonces, la tele encuentra su rumbo. Aparece Alfredo De Angeli ¡al fin!, el arrendatario de tierras de otro famoso Alfredo, emponchando su contexto. La figura del momento sabe manejar los tiempos. Es la hora del comienzo de los noticieros y hay un anuncio fuerte: “El corte de la 14 es total, hasta que liberen a los ocho detenidos. Y hacemos la asamblea sobre la ruta. La señal la tiene el gobierno nacional, la mesa de diálogo es la que no hubo nunca, siempre con imposiciones”, le dice a PáginaI12. El aluvión de micrófonos lo encarama entre la teleplatea. De Angeli es el hombre de poca parla, mirada cansina, palabra precisa y decisión fuerte. Aunque esta vez duda. “No estoy muy seguro de lo que pasa”, dice. “Pero me dicen que hay ocho detenidos en San Pedro. Y de aquí no nos movemos hasta que los liberen.” Y de ahí no se mueven, dicen. Primero, los autos más valientes pasan por la playa de estacionamiento de la parrilla-bar El Entrerriano, sede nacional de la protesta patronal. Adentro del bar, mientras una cantidad de productores se sienta en el asfalto, otro tanto reflexiona sobre las medidas a tomar. La Gendarmería corta el viento.
De Angeli habla sobre las medidas tomadas por el Gobierno: “Ni ellos las han entendido”, cuenta. Y llama a la toma de rutas generalizada. Sabe que lo que dice repercute. Decenas de micrófonos que le apuntan, parecen acusarlo de algo: “80 días sin acuerdo”, dice la tele. Un camionero de Transporte Rodríguez, en cambio, piensa distinto: viene de Misiones con el camión cargado y ha tardado 30 horas en hacer 900 kilómetros. Recuerda ante este diario los lugares donde tuvo que detenerse, como si fuera Feliz Domingo, sin repetir y sin soplar: “Sáenz Peña, Salada, Mercedes, Curuzú Cuatiá, Cuatro Bocas, Mocoretá, Chajarí, Villaguay”, cuenta, y –dice–, seguro que se olvida de alguna. El hombre viene juntando bronca, aunque dice que no está afiliado al sindicato, no tolera demasiado el frío de las decisiones de acá. Y, entonces, aparecen las excepciones: un camión con insulina, el que tiene a la mujer internada por un infarto, la ambulancia que va para el norte.
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