EL PAíS • SUBNOTA › LAS PRINCIPALES FUERZAS DE LA OPOSICIóN EXPLICAN QUé HARíAN CON LAS TASAS A LA EXPORTACIóN DE GRANOS
PáginaI12 consultó a referentes de la Coalición Cívica, la UCR, el PRO, el Partido Socialista, SI y Proyecto Sur. Todos señalaron la legitimidad de las retenciones, pero criticaron las alícuotas vigentes y reclamaron que se distinga a los pequeños productores.
1 Las retenciones a las exportaciones agropecuarias, ¿hay que dejarlas o no?
2 Si cree que no, ¿qué alternativa habría que implementar para reemplazarlas?
3 Si cree que hay que mantener las retenciones, ¿en qué porcentaje habría que fijarlas?
4 En caso de que avale las retenciones fijas, ¿qué sucedería si aumentan los precios de los commodities?
5 ¿Cómo garantizar que no aumenten los precios internos de los alimentos?
Producción: Miguel Jorquera.
Silvia Augsburger
1 Estoy de acuerdo con el establecimiento de un esquema de retenciones diferencial y progresivo que reconozca las asimetrías existentes entre los grandes pool de siembra y los pequeños y medianos productores tomando en cuenta el tamaño de la explotación agrícola y la producción obtenida. Planteamos la importancia del sistema propuesto para los pequeños y medianos productores ya que, para aquel productor que en el año calendario comercializa, por ejemplo, diez mil toneladas de soja, la compensación de las primeras mil no modifica sustancialmente su economía, no obstante, para aquel que comercializa menos de mil toneladas, la compensación señalada implica nada menos que la posibilidad de continuar en el sector, ya que contará con recursos para afrontar los valores de los arrendamientos e insumos, cada vez más altos. Es necesario diferenciar, en relación con los productores, dos sectores claramente distintos. Por un lado, una gran cantidad de pequeños y medianos productores que si bien han sido beneficiarios de la coyuntura internacional, experimentan crecientes problemas de rentabilidad de sus explotaciones, que justifican la protesta en la que están involucrados.
3 El porcentaje debe revisarse periódicamente, ejemplo cada seis meses o por campaña, para que sirva para las decisiones de siembra y teniendo en cuenta las variaciones inevitables del funcionamiento de los mercados.
5 Es necesario producir más, tanto a nivel primario como industrial, pero para ello es necesario generar las condiciones favorables para alcanzar márgenes de rentabilidad aceptables, estableciendo reglas claras, estables y confiables. Para ello, debe disponerse un cronograma secuencial y coherente de la apertura de las exportaciones de carne, lácteos y del manejo de los registros de exportación de granos, y concertar un mecanismo de fijación de volúmenes y precios para un conjunto de productos destinados al mercado interno, desacoplándolos de los precios internacionales.
Oscar Aguad
1 Las retenciones son un instrumento de política económica. Su objetivo debe estar direccionado a dar sustentabilidad al sector, garantizando la infraestructura que necesitan para expandir la actividad y mejorar su rentabilidad. Además, debe servir para concretar programas de sustitución de insumos importados que encarecen sus costos y dar apoyatura crediticia al sector industrial para que la acumulación ampliada de riqueza genere inversiones, nuevos puestos de trabajo y salarios que permitan distribuir riqueza y mejorar la productividad. El productor y el inversor deben tener certezas de que asumir un riesgo implica la posibilidad cierta de tener un beneficio. Ningún sector invierte espontáneamente; hay que inducirlos. Para eso sirven los instrumentos de política económica: políticas presupuestarias, impositivas, cambiarias, monetarias, crediticias, etc.
3 Todo depende de la finalidad de esta política y de la parte de la rentabilidad del sector que el Gobierno quiere que se reinvierta en la actividad productiva. A mi juicio, con un 30 por ciento de retenciones a la soja, más el superávit que el Gobierno dice que tiene, hay recursos económicos suficientes como para hacer sustentable la producción y mejorar la productividad de la economía en general.
4 Si aumentan los commodities, sería una nueva bendición para Argentina, nunca una mala noticia. Que el sector productivo tenga rentabilidad es lo mejor que nos puede pasar en estos tiempos en que el Gobierno dice que quiere cambiar la matriz productiva de la economía. Es ridículo pensar que el aumento del precio internacional de los commodities (incluido el petróleo) sea una mala noticia. Sólo hay que pensar que es nuestra oportunidad para multiplicar nuestras riquezas y que sería imperdonable perderla.
5 Duplicando nuestra oferta de granos, leche y carne. Para ello hacen falta políticas y programas. Nada se hace de un día para el otro. El Gobierno parece aturdido con el corto plazo.
Federico Pinedo
1 Las llamadas retenciones son un instrumento legítimo de tributación previsto por el artículo 4º de la Constitución. La discusión entonces debe ser sobre la presión fiscal total que debe haber para cada sector.
2 Si no hubiera retenciones debería haber un impuesto a las Ganancias equitativo, pudiendo gravarse ganancias extraordinarias, que a su vez diferenciaría a grandes de pequeños y medianos de acuerdo con sus ganancias. Eso sería mejor y sería coparticipable con las provincias.
3 Pasa que la diferencia de precios mejora las ganancias de los dueños.
5 No siempre es buena esta finalidad. Por ejemplo, no tiene sentido que un productor de veinte vacas tenga menos ganancias sólo para que los ricos argentinos coman bifes más baratos. Lo mejor es que los ricos subsidien a los pobres, pero no que los pobres subsidien a los ricos, como pasa con el gas barato por cañerías y caro por garrafas.
Adrián Pérez
1 Las retenciones nacieron en un contexto de crisis. Sin embargo, hoy siguen siendo un instrumento recaudatorio necesario sobre todo cuando no se ha realizado aún ninguna modificación al sistema tributario. La herramienta no es cuestionable en sí misma; lo es la alícuota, que parte de niveles irrazonables. Hemos planteado retenciones con los siguientes niveles: 27,5 por ciento para la soja; 23 para los productos del complejo oleaginoso: girasol, lino y maní; 20 para los productos del complejo cerealero: avena, cebada, centeno, maíz, mijo, sorgo y trigo. La carne y la leche no deberían tributar derecho de exportación a los fines de revertir el estancamiento producido en esos sectores y generar un incentivo a la producción que permita disminuir los precios internos en el mediano plazo. Como contrapartida debería establecerse un mecanismo para garantizar el abastecimiento interno de los cortes populares y la leche con precios internos de referencia.
3 Hay varias cuestiones para analizar: al precio de los commodities hay que sumar el de los insumos, la inflación, etc. En este sentido, las retenciones pueden tener modificaciones de acuerdo con las variables antes citadas. Personalmente no creo que el problema sea la movilidad de las retenciones, sino el nivel de la alícuota fijada por el Gobierno, que es desproporcionado.
5 Hay que mejorar la oferta de carne y leche. Para eso es necesario eliminar las retenciones a esos dos sectores, pero estableciendo un mecanismo para garantizar el abastecimiento interno, pudiendo para ello fijarse precios de referencia para la comercialización interna y cupos de exportación. La política del Gobierno conspira contra el precio interno al producir un estancamiento de la producción de esos productos en los últimos cinco años. En el caso de la carne, la producción está estancada en los 55 millones de cabezas, lo que pone presión a los precios internos. En realidad se debería promocionar la producción liberando la exportación con retenciones cero, pero con cupo de abastecimiento y precio de referencia para los cortes de consumos masivos. Por otra parte, es necesario tomar medidas para bajar la inflación, que hoy ronda en el 30 por ciento y que empuja sistemáticamente a la suba los precios de los alimentos.
Claudio Lozano
1 Retenciones sí. En tanto no exista otro instrumento que capte renta agropecuaria y diferencie precios internacionales de internos, está claro que las retenciones solas no resuelven y provocan inequidades. De mantenerse, deben diferenciar según escala y tipo de productor. No sólo hay que diferenciar por tamaño, sino por grado de integración (disponibilidad propia de ferrocarril, puerto, energía, etc.), es decir, vínculos con grupos empresarios tanto locales como extranjeros. Su resultado fiscal debe distribuirse entre Nación y provincias.
2 Utilizar en serio el impuesto inmobiliario rural y avanzar en la regulación estatal del comercio exterior. Hay que prohibir que el sector privado exporte, así nuestro excedente en alimentos permitirá que una o varias instituciones públicas (junta de granos, carne, etc.) garanticen el abastecimiento interno a precio módico y fijen precios adecuados (sostén) para los productores, para luego vender al mundo los excedentes, capturando para el Estado la renta agropecuaria.
4 Son preferibles las retenciones móviles y toda suba que se produzca en el precio mundial –en tanto estén fijos los costos locales– debe ser capturada por el Estado.
5 En parte, con lo expuesto en el segundo punto. Pero, también, desconcentrando la comercialización y promoviendo ferias populares con productos esenciales, que garanticen el vínculo directo entre productor y consumidor.
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