EL PAíS • SUBNOTA › CóMO SIGUIERON LA SESIóN
› Por Martín Piqué
“Acá hay mucha euforia, pero euforia controlada.” La frase del dirigente socialista Oscar González resumió el clima que se vivía ayer a la tarde en la carpa de Compromiso K. Con ese lugar como epicentro, una multitud se preparaba para un triunfo y la consecuente ratificación de las retenciones móviles: en ese momento circulaba la versión de que el oficialismo lograba 37 votos contra 35 de la oposición. Sin embargo, el optimismo fue girando hacia una indisimulable inquietud cuando comenzó a circular la versión de que el debate estaba empatado en 36 y que definiría el voto del vicepresidente Julio César Cleto Cobos. A partir de ese momento las carpas se convirtieron en el escenario de una vigilia más tensa que nunca.
Desde el principio de la jornada, la carpa de Compromiso K se había convertido en el foco de una peregrinación de funcionarios, dirigentes conocidos y militantes de base. Muchos invitados fueron apareciendo en la estructura montada por la agrupación de Damián Barijhoff, quien ayer vivió su minuto de fama junto a Daniel Galvagno, editor de la revista Ka. Apenas circuló el dato de que Néstor Kirchner iba a hacerse presente en el lugar, una buena parte de la dirigencia oficialista comenzó a ingresar en tandas al sector reservado de la carpa. Del otro lado de un triple vallado, una ola de gente envuelta en banderas convertía cada llegada de vehículos en un terremoto de gritos de aliento, corridas, apretujones.
Por el acceso de Rivadavia fueron entrando dirigentes sindicales, intendentes, legisladores y finalmente ministros. Además de funcionar como vigilia, la concentración en el Congreso funcionó como un desagravio para los legisladores que habían sido escrachados en la noche anterior. El caso más visible fue Edgardo Depetri, quien fue llevado en andas por los mineros afiliados a ATE que trabajan en el yacimiento de carbón de Río Turbio. Los primeros en llegar fueron Hugo Moyano y Julio Piumato por la CGT. Luego llegaron los ministros Julio De Vido (Planificación), Carlos Tomada (Trabajo), Nilda Garré (Defensa) y Juan Carlos Tedesco (Educación); también el canciller Jorge Taiana, los diputados Juan Carlos Dante Gullo, Victoria Donda, Cecilia Merchán y Silvia Vázquez. También llegaron Emilio Pérsico (Movimiento Evita) y Humberto Tumini (Libres del Sur).
En la calle se había reunido una multitud más numerosa que cuando se votó el proyecto en Diputados. Como en otras concentraciones kirchneristas, sobre la Plaza de los Dos Congresos se habían reunido militantes de La Cámpora, Movimiento Evita, Comedor Los Pibes, Octubres, Segundo Centenario, Barrios de Pie, Federación de Tierra y Vivienda, Juventud Peronista. También había llegado gente de varios municipios del conurbano, sobre todo de José C. Paz, cuyo intendente Mario Ishii había instalado una carpa propia al costado de la de Compromiso K. “Hay que votar/ hay que votar/ las retenciones del gobierno popular”, cantaban los manifestantes. “No vinimos por un chori/ no vinimos por un pan/ vinimos por un gobierno/ nacional y popular”, fue una de las consignas más festejadas.
Anoche, cuando todavía faltaban cinco discursos para el voto final, los manifestantes seguían concentrados frente a una pantalla gigante que estaba ubicada delante del Congreso. El suspenso parecía propio de los debates más calientes de la historia política argentina. En la calle se respiraba nerviosismo y las caras conocidas ya no se mostraban tanto delante de las cámaras.
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