Con la consigna “No hay nada que festejar”, Madres de Plaza de Mayo línea fundadora, HIJOS, Hermanos, y muchas otras organizaciones sociales escracharon el lugar donde se festejaban los cien años del grupo Ledesma, las oficinas centrales de la empresa en Buenos Aires. Ledesma es uno de los “casos testigo” en la colaboración cívico-militar durante la dictadura. El pueblo donde se erige su fábrica de azúcar, Libertador Gral. San Martín, en Jujuy, se hizo tristemente célebre durante la “Noche del Apagón” de 1976, en la que militares secuestraron a más de 300 personas, que fueron subidas en los camiones de la propia empresa. Veintisiete personas continúan hoy desaparecidas. Entre ellas, Luis Arédez, un médico e intendente del pueblo, que en 1973 había denunciado a Ledesma por contaminación del aire. “Hubo personas y empresas que fueron activas colaboradoras de la dictadura que deben ser juzgadas. No sólo por sus crímenes de ayer: en los últimos meses murieron tres personas de cáncer”, dijo Ricardo Arédez.