EL PAíS • SUBNOTA
› Por Emilio Ruchansky
La internación de Charly García y las suspicacias en torno del futbolista Ariel “Burrito” Ortega y su adicción al alcohol, que mermó su carrera en River y lo confinó a jugar en un equipo de la Primera B, han caldeado las opiniones de los guardianes de la moral pública. Fernández se refiere al caso y a los prejuicios que existen al respecto.
–¿Qué se debería hacer con una persona como Charly García?
–Si no está en condiciones de resolver su problema, está el artículo 482 del Código Civil, no del Penal. No hay que meter en esto ni a los fiscales ni a los jueces y menos a la fuerzas de seguridad, que no están en condiciones de ayudarlo.
-Charly es un consumidor de drogas, lo mismo que Roberto Goyeneche.
–Troilo también.
–Pero tomaban drogas puras, sin corte. Charly vive en su ley, como los tangueros. Y hace veinte años que dicen que se muere...
–El exceso es su ley. Lo que pasa es que la mayoría de los consumidores no permite que suceda eso.
–Pero controlarlo con sedantes tampoco es una solución. Charly tiene 56 años y cuando se termina el efecto de las pastillas sigue siendo Charly. Pide whisky.
–Si está realmente mal, uno no puede dejar que se muera como un perro. Uno tiene la responsabilidad en ese caso.
–Pero lo tienen encerrado.
–Pero no es penal.
–Pero no entró voluntariamente. El tomó la decisión de vivir así hace muchos años.
–El 482 no habla de voluntario. Ese artículo dispone la internación de toxicómanos aunque no justifiquen la declaración de demencia y se designa a un defensor especial para asegurar que la internación no se prolongue más de lo necesario.
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