Scioli no es la única personalidad descollante en el empleo del tremendismo verbal y el furor legisferante para esconder la ineficiencia en la aplicación de las normas. La senadora salteña Sonia Escudero es autora de un proyecto de reforma parcial del Código Penal que vuelve a crear figuras penales ya contenidas en los artículos 5 y 6 de la ley de estupefacientes y en el Código Aduanero, que castigan con no menos de cuatro y hasta quince años de prisión a quien guarde, comercie, almacene, transporte, importe, exporte, entregue en pago o distribuya materias primas o elementos destinados a la producción de estupefacientes, lo cual incluye a los precursores químicos o sustancias de corte como la efedrina, de súbita popularidad demoníaca. El Comité Asesor del Ministerio de Justicia observó que en la causa criminal por la exportación de efedrina a México la imputación a los implicados es por violación de los artículos 5 y 6 de la ley de estupefacientes y 865 y 866 del Código Aduanero. El problema, agrega el comité, es la falta de control efectivo sobre el desvío al mercado ilegal de estupefacientes de las sustancias de corte que, como la efedrina se utilizan de modo legítimo en medicina y en la industria. Además, la lista de sustancias prohibidas no se actualiza desde hace una década. Desde 2005 el registro de precursores está a cargo de la Sedronar. Un aspecto de la detención del exportador de efedrina a México por 30 millones de dólares, Mario Segovia, es que había conseguido la inscripción en 24 horas, por vía telefónica y con una compañía que declaró dedicarse al negocio de las golosinas. El titular de la Sedronar es el odontólogo patagónico José Granero, uno de los funcionarios con más millas de vuelos internacionales quien, no por casualidad, es otro entusiasta opositor a la despenalización de la tenencia para consumo.