La llegada a la ciudad de Leones, provincia de Córdoba, por la ruta nacional número 9, da cuenta de las vicisitudes del campo. En el camino hacia la Fiesta Nacional del Trigo, la ruta está marcada a derecha e izquierda por un mar de soja. Y bien verde. La sequía parece haber evitado este camino. El acto que realizó la Mesa de Enlace también estuvo lleno de vicisitudes, contrastres entre las palabras de los protagonistas y algunas reacciones de los chacareros. A las palabras del cura, la entonación del Himno Nacional Argentino y la Marcha de San Lorenzo se contrapusieron algunos carteles tildando de traidores a la patria a un grupo de legisladores. Banderas tratando de mentirosos, mafiosos y ladrones a los Kirchner. Las escarapelas del campo biempensante pedían a gritos que se vayan todos. Los sectores agropecuarios oscilan entre sus intentos de “diálogo ecuménico” y cierta violencia –simbólica, por ahora– contra todo aquel que no piense como ellos.

“¿Sabe lo que tenemos que hacer? Tenemos que hacer como las Madres de Plaza de Mayo, que van todos los jueves con sus cartelitos a la plaza. Nosotros tenemos que ir con nuestros cartelitos pidiendo que eliminen todas las retenciones”, le dijo un grupo de productores a un representante de la Federación Agraria, antes de que comience el acto oficial.

Manuel Garrido, productor autoconvocado del sur de Santa Fe, le explicó a este diario la delicada situación –prebeligerante– en que se encuentran los chacareros. “Hoy los pequeños chacareros pueden transformarse como los guerrilleros populares de la Segunda Guerra Mundial, que en cinco minutos pueden salir y cortarte una ruta. Los chacareros son callados; muchos no saben hablar porque no tienen el vocabulario, pero saben pensar. Si se llegan a dar cuenta de que pueden paralizar Buenos Aires, cae este gobierno”, interpretó Garrido ante Página/12.

Había una bandera que decía: “Cristina es como una tortuga arriba de un poste. Tú no entiendes cómo llegó allí. Sabes que no supo subir sola. Estando allí no hizo nada útil. En las próximas elecciones ayudanos a bajar la tortuga”, firmado FAA de Montes de Oca.

Esa bandera se entremezclaba con la cantidad de empresas que estuvieron auspiciando la inauguración de la Fiesta Nacional del Trigo: Contingiani y Gassmann (materiales para la construcción), Leo-Cor (fabricante de carburantes), Pulverizadores Pampero y Releyco Pulverizadores, Majul Maquinaria; Hidráulicos El Torito, entre otras. Incluso había un cartel casi perdido al final del cerco del predio del Club de Leones, que era de la Secretaría de Agricultura.

Un gaucho poeta y un tal Pampa Cruz entretuvieron a los presentes con versos copiados del Martín Fierro, mezclados con un poco de actualidad política. Algo llamativo: los poetas gauchescos se ensañaron con Luis D’Elía, lo tildaron como el matón del Gobierno. Durante una recorrida sutil por el predio, Página/12 encontró pegados sobre los baños químicos dispuestos en el lugar unos carteles que decían: “Infames Traidores a la Patria”, y debajo la cara de los diputados Alberto Cantero, Patricia Vaca Narvaja, Haide Giri, Nora Bedano y Paula Mechán. Esos carteles, que instaban a la sociedad a “no votarlos más”, tenían cierta reminiscencia estética a la revista neofascista Cabildo (tonos rojos y celeste y blanco). Sumado a los insultos hacia Venezuela, por la estrecha relación que mantiene con la Argentina.