Jue 30.04.2009

EL PAíS • SUBNOTA  › DE LA NOCHE A LA MAñANA, EN MéXICO SE CUADRUPLICó EL NúMERO DE CONTAGIOS

Números, dudas y temores

Mientras el DF se vuelve cada vez más fantasmagórico, las autoridades confirmaron que son 99 los contagios confirmados plenamente. Las posibles muertes suman 160, aunque sólo ocho están corroboradas. Las preguntas sin respuestas de los mexicanos.

› Por Gerardo Albarrán de Alba

Desde México, D. F.

De la noche a la mañana, el número de personas contagiadas de influenza porcina en México más que se cuadriplicó. Son ya 99 casos plenamente confirmados, siendo que la noche del martes fuimos a la cama con la noticia de que había solamente 26 diagnósticos seguros.El número de muertos se elevó a ocho.

Los datos difundidos la víspera por el secretario de Salud, José Angel Córdova, le permitieron aparentar que el brote podía no ser tan grave. Pero el respiro de alivio para la población no sobrevivió a la noche.

Las nuevas cifras y la decisión de la OMS de elevar a fase 5 el alerta internacional hicieron que el gobierno suspendiera casi todas las actividades de la administración pública federal y de las labores no esenciales de sectores productivos.

“Esto se ha convertido en un desafío global que requiere una coordinación y apoyo global”, dijo Ban Ki-moon, secretario general de la ONU.

Y es que unas cuantas horas antes de que la OMS cambiara a fase cinco, en la Ciudad de México, la Secretaría de Salud local reportó 346 nuevos posibles casos y una muerte más, que elevó la cifra total a 160 fallecimientos, contra los 159 declarados ayer a nivel nacional. El número de decesos confirmados por fiebre porcina subió a ocho, luego de que el gobierno federal la había reducido de 20, como lo divulgó hasta hace un par de días.

Casi cuando era la medianoche del martes en la Argentina, el secretario de Salud federal mexicano se embrolló con las cifras que pretendía entregar a la prensa. Hasta ese momento había 2498 personas enfermas, 1311 de ellas hospitalizadas. Señaló que había 26 contagios documentados.

La mañana de ayer, laboratorios mexicanos detectaron 23 nuevos casos, lo que casi duplicó la cifra de la víspera. En el transcurso del día, la cifra se disparó a 99 contagios confirmados.

Para colmo, la información del resto del país es deficiente y el ministro Córdova no pudo precisar los casos en los 31 estados del país; se limitó a dar las cifras del sistema federal de salud. También reconoció que solamente 10 estados del país pueden determinar en sus laboratorios si se trata de un virus A de influenza; los demás casos sospechosos son remitidos al Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica para su estudio. Por cierto, una de los primeras tres muertes registradas en el país, al inicio del brote, fue la de un médico de ese organismo, de sólo 30 años.

Por lo pronto, autoridades locales estudiaban 220 nuevos casos sospechosos en Tamaulipas, Campeche, Michoacán, Coahuila, Durango, Guerrero, Guanajuato, Nuevo León, Oaxaca y Chiapas.

Lo que queda claro es que se sabe demasiado poco todavía. ¿Cuál es el tiempo de incubación del virus? ¿Estaban vacunadas las personas que murieron? ¿Cuál es el perfil de los enfermos y fallecidos? ¿Por qué está atacando a grupos tradicionalmente no tan vulnerables como niños y ancianos y parece concentrarse en gente de entre 25 y 35 años? ¿Por qué no ocurrió en invierno, cuando es común algún tipo de influenza, y se presenta justo ahora, en primavera?

Y lo que más empieza a angustiar a la población: ¿por qué sólo en México estamos muriendo? Ninguna de esas preguntas encuentra respuesta oficial, ni explicación de por qué no se dispone de esa información.

El último dato disponible es de 2007, cuando el 61,1 por ciento de diagnósticos de enfermedades sujetas a vigilancia epidemiológica correspondieron a infecciones respiratorias agudas. En toda la década pasada murieron alrededor de 14 mil personas a nivel nacional.

En 2004, cuando México inició la vacunación universal preventiva de influenza estacional entre menores de edad y adultos mayores, el país registró 71 muertes por influenza tipo A, de las cuales 59 corresponden precisamente a los grupos más vulnerables. Esto significó un marcado descenso de los 424 fallecimientos documentados en 1998. La cifra se redujo a 231 en 1999 y en 2000 cayó hasta 77. Desde entonces se había estabilizado en alrededor de 70 muertes anuales por influenza estacional.

La epidemia declarada la medianoche del jueves pasado tomó a todos por sorpresa, a pesar de que el primer caso documentado ocurrió en la primera semana de abril en el poblado de La Gloria, en el estado de Veracruz. Se trata de una niña de cinco años que sobrevivió a la enfermedad. El 6 de este mes se tendió un cerco sanitario en la pequeña comunidad de 3 mil habitantes, cercana a una granja de cerdos.

El 18 de abril, al día siguiente de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, concluyera su breve visita a México, la Coordinación de Vigilancia Epidemiológica y Apoyo en Contingencias del Instituto Mexicano del Seguro Social emitió un oficio a sus delegaciones estatales y regionales en el que les advertía que el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica había detectado “un incremento en el número de brotes y la presencia de algunos casos de neumonía grave” en los dos últimos meses. La semana previa habían detectado 313 casos de influenza, de los cuales casi 200 correspondían al tipo A.

Datos hubo a tiempo, pero parece que la capacidad de respuesta epidemiológica es más lenta de lo que se quisiera, según la especialista Patricia Volkow, del Instituto Nacional de Cancerología, que entiende de cerca el tema: su propia hija enfermó.

Al borde de la pandemia mundial, el presidente Felipe Calderón recurrió ayer a los últimos cuatro secretarios de Salud para sumarlos al análisis de la crisis sanitaria. Guillermo Soberón, Julio Frenk, Jesús Kumate y Juan Ramón de la Fuente se reunieron por la mañana con el titular de Salud calderonista. Dos de ellos, Soberón y De la Fuente, fueron también rectores de la Universidad Nacional Autónoma de México, la más importante institución de educación superior del país, que ayer mismo creó un comité de atención que cuenta con la capacidad técnica y los laboratorios especializados para analizar el virus de la influenza.

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