EL PAíS
• SUBNOTA
“Fue cuestión de hablar”
La organización de los vecinos de los barrios 3 de Diciembre y Pfizer, de Moreno, lleva tanto tiempo como tienen en la zona. Pero la seguridad se convirtió en un tema central hace tres años, cuando por primera vez hicieron rondas nocturnas para bajar la violencia que padecían. Aquello surgió efecto y hasta este difícil 2002 no habían regresado a las medidas especiales. Entre otras cosas, esta vez decidieron escrachar con carteles a los vecinos que protegieran a los chorros. Descartaron a último momento marchar hacia la comisaría tras quemar la casa y el desarmadero de los Vargas. “Acá fue cuestión de hablar, si no el vecino menos pensado iba a terminar matándolos y tirándolos en el arroyo y nadie iba a decir nada.”
“Cuando hicimos las primeras reuniones había gente que decía por qué no nos reunimos adentro, por si nos ven, nos identifican y hay represalias”, cuenta una de las vecinas que estuvo desde los comienzos. “Pero nosotros asumimos una actitud que tiene que ver no solamente con excluir a estos vecinos que nos roban, sino también con incluir a los que menos tienen y necesitan de ayuda”, explica. Se refiere a la marca que en Las Catonas dejó el asesinato del estudiante secundario Sebastián Bordón durante su viaje de egresados a Mendoza, cuando sus profesoras lo abandonaron en un destacamento al cuidado una de las más malditas policías del país. “Cuando nosotros recibíamos amenazas de muerte, la policía no nos cuidaba –dice Miriam Bordón–. Los que nos cuidaban eran los propios vecinos. De la misma manera es ahora.”
Nota madre
Subnotas