Vie 12.06.2009

EL PAíS • SUBNOTA  › DETENCION EN ESTADOS UNIDOS

Seis años de changüí

› Por Diego Martínez

Luego de tres años y medio prófugo de la justicia, fue detenido en Estados Unidos el gendarme retirado Juan Miguel Méndez, alias Nelson, ex segundo jefe de guardias de los centros clandestinos Banco y Olimpo. El represor se había refugiado en Estados Unidos hace seis años, cuando se reabrió la megacausa Primer Cuerpo de Ejército, y tenía pedido de captura del Juzgado Federal de Daniel Rafecas desde mediados de 2005.

La detención de Méndez, que según oficios de Interpol fue localizado en Florida hace tres años, se relaciona con la intención de la administración Obama de cambiar la imagen de su país como refugio de responsables de graves violaciones a los derechos humanos. También en Florida pasa sus días el fusilador de la Masacre de Trelew, teniente de navío Roberto Guillermo Bravo, dueño de una empresa que provee de servicios médicos a fuerzas militares y de seguridad norteamericanas. Su pedido de captura no logra superar desde hace 16 meses las exigencias del agregado del Departamento de Justicia de la embajada de los Estados Unidos.

Méndez fue destinado luego del golpe de Estado al escuadrón móvil de Campo de Mayo, donde secundó a Guillermo Cardozo, alias Cortez. La relación entre nombre y alias la confirmó el fallecido Juan Antonio del Cerro, alias Colores. “Nelson recorría el centro clandestino pero no teníamos contacto directo. El y Cortez estaban por encima de los guardias”, recordó Isabel Fernández Blanco, sobreviviente de El Olimpo. “Gendarmería tenía guardias jodidas. Eran los responsables de seguridad del campo, lo cual no implicaba que no participaran en operativos. Nelson no tenía una presencia fuerte en Olimpo”, coincidió Enrique Guezán.

En 2003, cuando ingresó a Estados Unidos con visa de turista, declaró que no estaba imputado por violaciones a los derechos humanos. La megacausa se acababa de reabrir y aún no tenía pedido de detención, aunque sabía que sólo era cuestión de tiempo. Su pasado lo obsesionó desde el retorno de la democracia. Surge de su legajo que, cuando comenzó a ver su alias en notas de prensa, adujo problemas de depresión por tareas relacionadas en el marco de “la lucha contra la subversión” y pidió la baja. Fuentes con acceso al expediente aseguran que admitió por escrito haber torturado a prisioneros.

En agosto de 2005, cuando Rafecas ordenó su detención, le llevaron a un gendarme homónimo. Dos guardias ratificaron la confusión. El juez analizó los legajos, dictó la falta de mérito del homónimo y pidió la captura de “Nelson”. En 2006 Interpol notificó que vivía en Florida pero debieron pasar tres años y un cambio de presidente para que lo detuvieran.

Fuentes de trato regular con organismos de gobierno norteamericanos sugieren que, tras la asunción de Obama, los departamentos de Justicia y de Seguridad Interior comenzaron a revisar pedidos de captura de acusados de graves violaciones a los derechos humanos con el fin de cambiar el perfil de su política ante crímenes de lesa humanidad cometidos por ciudadanos del resto del mundo. El tono del comunicado de la embajada ratifica el diagnóstico. “El arresto testimonia que no hay refugio seguro para violadores a los derechos humanos o para aquellos que hayan cometido crímenes de guerra y otras atrocidades”, dijo el encargado de negocios Thomas Kelly. El tiempo que demore la captura de Bravo, dueño en Miami de RGB Group, podrá confirmar o desmentir las buenas intenciones.

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