Dom 30.08.2009

EL PAíS • SUBNOTA  › ALICIA KIRCHNER RESPONDE A LAS INQUIETUDES DE LOS COOPERATIVISTAS

“Para que tengan autonomía”

La ministra de Desarrollo Social explica que el nuevo plan de empleo garantizará dos años de trabajo y que el objetivo es que luego las cooperativas no dependan del Estado. Habla del rol de los intendentes dentro de la iniciativa.

› Por Laura Vales

El nuevo plan de empleo que el Gobierno anunció a mediados de mes tiene el objetivo de crear cien mil puestos de trabajo en el conurbano bonaerense. Básicamente consiste en que los desocupados, organizados en cooperativas, realicen obras de infraestructura destinadas a mejorar las condiciones de vida de villas y asentamientos. “La pobreza no es nada más que un tema monetario. No creo que haya que transferir ingresos y nada más”, apunta Alicia Kirchner durante la entrevista. La ministra de Desarrollo Social habla de cómo funcionará el programa “Ingreso Social más Trabajo” y responde a las críticas que formulan sus destinatarios, los integrantes de las cooperativas de la construcción. En el país existen actualmente cerca de tres mil cooperativas de este tipo, creadas por anteriores planes de la gestión kirchnerista. Reclaman un mayor acompañamiento del Estado porque muchas de las cooperativas que se formaron no consiguieron sobrevivir.

–Las cooperativas entrevistadas se quejaron de que no han tenido continuidad. Cuando terminan una obra, pasan meses esperando a que les aprueben la siguiente, y se desarman.

–Esas cooperativas se fueron creando a raíz de la oferta, quiero decir que no tuvieron un programa desde la política social que las acompañara. Nacieron porque había un trabajo para hacer, no se pensó en darles un seguimiento. Creo que eso es lo que este plan corrige. Lo que nosotros proponemos es ayudarlas a que tengan continuidad, no solamente en el sentido de que no les falte trabajo sino en mejorar su organización y la formación de sus integrantes. Al mismo tiempo, van a realizar obras de mejoramiento de las condiciones de vida en los barrios. Es una experiencia que se va construyendo a lo largo del tiempo.

–¿El programa va a incorporar a las cooperativas ya formadas o va a empezar de cero?

–El tema no está tanto ahí. Hay cooperativas preexistentes que por ahí ampliarán sus miembros para este plan, pero eso no lo decidimos nosotros sino cada realidad. Por ejemplo: uno de los objetivos es hacer redes de agua. Tenemos el caso de Esteban Echeverría que tiene el 80 por ciento de déficit de agua. Pero no solamente hay que hacer la red, sino que tenemos que tener la fuente que la abastezca, para lo que hay que incluir a las empresas. Lo mismo con la red de electricidad o el gas. Nosotros decimos que la pobreza se vence de distintas maneras, no es un tema solamente monetario, porque el ingreso te permite mejorar algunas condiciones, pero a la calidad de vida la tenés si en el barrio hay agua, cloacas, redes de gas, si el hospital y la escuela están en condiciones. Fundamentalmente queremos apuntar a los jefes de hogar, a los que están en el Plan Familias, a los desocupados que aún no encontraron su camino. Pero, obviamente, no vamos a desconocer a aquellos que formaron cooperativas y necesitan fortalecimiento, van a ser incluidos también.

–¿Por cuánto tiempo van a tener trabajo garantizado?

–Lo básico y mínimo que tenemos que estar con ellos es uno o dos años para que puedan despegar con fortaleza.

–¿La idea es que después se incorporen al mercado?

–Algunas pueden seguir trabajando con el Estado, otras trabajarán de manera independiente. Buscamos que no tengan una dependencia del Estado, sino que alcancen su autonomía.

–¿Qué rol van a tener los intendentes?

–Están determinando cuáles son las obras que necesita la comunidad. Van a proponer proyectos y nosotros vamos a determinar las prioridades en función de las políticas sociales, educativas y de trabajo.

–¿Es posible despartidizar estos programas? El gobierno nacional diseña un plan en el que participan múltiples actores: los ministerios, los técnicos, los intendentes...

–La burocracia (se ríe).

–Con que uno solo sea arbitrario empantana el trabajo.

–Vamos a tratar de vencer las arbitrariedades.

–Por ejemplo, los intendentes: hay quejas de que frenan el trabajo si las cooperativas no les responden.

–Nosotros no teníamos un programa de esta fortaleza. Y con respecto a los intendentes del conurbano, me decían a mí, cuando empezamos con la tarjeta alimentaria, que no la iban a querer. Sin embargo, fueron los primeros que la implementaron. Siempre que hay muchos actores circulan conflictos, pero hay que superarlos. Este plan no nació de escritorio, ¿eh? Nació de las realidades de cada comunidad.

–¿En qué mes empezaría a trabajar la gente?

–Lo antes posible. No quiero decir dentro de una semana o dentro de quince días.

–¿Cómo ve las dificultades de los propios desocupados?

–Hay fortalezas y debilidades; las debilidades, de las que ustedes están bien informados, son lo que estamos cuidando, para evitarlas. Por eso es importante que el grupo crezca. Si lo que busco es solamente dar un ingreso, voy a terminar siendo siempre un empleado, y lo que tenemos que hacer es que crezca el movimiento cooperativo. No buscamos solamente dar un ingreso, sino que sumamos los ministerios de Educación, Trabajo, Salud, que son los ejes para mejorar la calidad de vida de la comunidad; su presencia va a garantizar, por ejemplo, la capacitación del cooperativista para que termine su primaria o su secundario, para trabajar en temáticas de organización popular y de capacitación en oficios, lo que hará el Ministerio de Trabajo. Y el Ministerio de Salud va a estar para cuidar la salud del grupo familiar.

–¿Qué porcentaje de las cooperativas de la construcción que se han creado desde el Gobierno continúan trabajando?

–De las cooperativas con las que está trabajando el Ministerio de Desarrollo Social creo que ninguna se ha caído. Nosotros trabajamos muchísimo en lo que es organización social. Queremos gente organizada y que asuma su propio destino.

–Esta gestión ya lleva seis años de trabajo en ese sentido.

–Con aciertos y con errores.

–¿Cree que ese trabajo se ha traducido en que la gente quede organizada?

–Los encuentros que hacemos con cooperativistas son multitudinarios. Hay procesos; por ejemplo, tenemos el caso de las textiles: cuando decidimos encargarles a las cooperativas la confección de guardapolvos y planteamos que necesitábamos un millón al año, me miraron como diciendo que eso no iba a pasar nunca. Y sin embargo hoy la producción está entre 900 y un millón todos los años, completamente hecha por cooperativas. Esas cooperativas no trabajan sólo para el Estado nacional, están vendiéndole a todo el mundo. Claro que estuvimos muy cerca al principio, muy cerca, pero ya tienen velocidad propia.

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