Para la mayoría de los partidos de la oposición la reforma política no es una prioridad parlamentaria. Pero lo cierto es que en los últimos años buscaron impulsar una serie de proyectos vinculados con la cuestión electoral, como la implementación de una boleta única después de que la Coalición Cívica denunciara “el robo de boletas” durante las elecciones presidenciales de 2007. También existen proyectos opositores sobre voto electrónico –promovidos por el macrismo y el peronismo disidente–, así como la incorporación del voto de extranjeros que propusieron los radicales K o el que presentó Patricia Bullrich “de primarias abiertas, obligatorias y simultáneas”, que se asemeja a la iniciativa que el Gobierno enviará hoy al Congreso.

El debate sobre las internas partidarias para la elección de candidatos volverá al Parlamento después de su implementación por ley en julio de 2002, en medio de la crisis de representatividad del sistema político, su suspensión en enero de 2003 para la elección presidencial y finalmente derogada –también por ley– en diciembre de 2006. Pero no todo el arco opositor, incluso hacia el interior de los partidos, coincide en que las internas para la elección de candidatos deben ser abiertas y obligatorias o si deben limitarse sólo al padrón partidario.

Para la oposición, hoy la reforma política no es prioridad, pero adelantan que no rehuirán al debate. Sin embargo, impulsaron proyectos propios –que no prosperaron– después de las denuncias de fraude y robo de boletas en las elecciones presidenciales de 2007. El primer intento fue a través del Foro para la Reforma Política, que unió a distintos partidos opositores, desde la UCR, la CC, el PRO y el socialismo hasta el MIJD de Raúl Castells y el MST.

Entre sus objetivos se incluían medidas para otorgar el control del escrutinio provisorio a la Justicia Electoral y sacarlo de la órbita del Ministerio de Interior, profesionalizar el servicio de autoridades de mesa y suprimir la multiplicidad de boletas. De ese debate sólo surgió el proyecto de “boleta única” que la CC, junto a diputados de otros partidos, presentó en febrero de este año. Pero nunca avanzó en el tratamiento de las comisiones legislativas a las que fue girada. Otro proyecto con el mismo objetivo fue presentado por el bloque socialista.

Sin embargo, el PRO y el peronismo disidente decidieron avanzar por otros caminos: el voto electrónico. Felipe Solá presentó en 2008 su propuesta de “voto digital”. “Las elecciones se desarrollarán mediante el mecanismo de votación digital que garantice la seguridad, inviolabilidad y transparencia del proceso electoral y el secreto del voto”, dice la iniciativa que avaló su bloque Unión Peronista y los disidentes puntanos que responden a los hermanos Rodríguez Saá.

Juan José Alvarez, del bloque Azul y Blanco de Francisco De Narváez, también tiene un proyecto de su autoría para la implementación del voto, el escrutinio por mesa y el escrutinio general a través de un sistema electrónico. El diputado bonaerense Marcelo Amenta, de Convergencia Federal, uno de los partidos que adhieren al interbloque del macrismo, propuso su propio proyecto de “boleta única electrónica”.

Aunque en 2008 el jefe de los diputados macristas, Federico Pinedo, desempolvó un proyecto presentado por el constitucionalista y ex radical Jorge Vanossi en 2006. Allí se reproduce la precisión para fijar la fecha de los comicios nacionales y el sistema de elección de candidatos. “Las elecciones internas abiertas para la selección de los candidatos a presidente y vicepresidente de la Nación, así como de los candidatos a senadores y diputados nacionales, se realizarán el primer domingo del período de 120 días anterior a la fecha correspondiente a la elección general”, dice el párrafo del proyecto que intenta modificar el artículo 53 del Código Nacional Electoral. Sobre la fecha, establece que “la elección general para cubrir los mismos cargos se realizará el 10 de octubre, si fuera domingo o, en su defecto, el domingo siguiente”.