La judicialización de la disputa política en el Congreso parece no tener fin. Después de que el fallo de un juez del fuero contencioso-administrativo frustrara la embestida opositora para rechazar el decreto de necesidad y urgencia (DNU) 298 –que crea el Fondo de Desendeudamiento Argentino (Fondea)–, el debate en la Cámara de Diputados pasó al rechazo o no del veto parcial de la Presidenta a la Ley de Reforma Política. Pero la discusión se empantanó en si era necesario dos tercios de los presentes o mayoría simple para rechazarlo. Aunque la oposición no alcanzó los dos tercios para lograr su objetivo, ahora desconoce la decisión que adoptó el presidente de la Cámara, Eduardo Fellner, se adjudicó el triunfo y dejó abierta la vía judicial para zanjar la interpretación.

La oposición insistió en que su dictamen en la Comisión Bicameral de Seguimiento Legislativo era contra la promulgación parcial de la ley que “desvirtúa la esencia de la norma” y que por lo tanto necesitaba sólo mayoría simple para derogarlo. Fundaron su argumentación en el artículo 80 de la Constitución.

El oficialismo se abroqueló en la interpretación de otro artículo de la Constitución: el 83. Su principal argumento político fue en función de las atribuciones del Ejecutivo en un sistema presidencialista y no parlamentario. “No se puede rechazar con mayoría simple una ley que necesitó de una mayoría especial para ser sancionada”, esgrimió como argumento el oficialista riojano Jorge Yoma y que hizo propio el jefe de la bancada K, Agustín Rossi.

La ley que establece la realización de internas abiertas y obligatorias para la designación de candidatos presidenciales necesitó de la mitad más uno del total de las Cámaras para su aprobación: 129 en Diputados y 37 senadores. Pero el veto presidencial sobre el artículo que disponía su vigencia a partir de diciembre de 2011 adelantó su puesta en funcionamiento y será implementada para las próximas elecciones presidenciales. El rechazo al veto parcial incluyó a toda la oposición y hasta bloques cercanos al oficialismo, como el que encabeza el ex intendente de Morón Martín Sabbatella. La decisión presidencial pone en dificultades a los partidos denominados chicos o emergentes.

Fellner dirimió el sentido de la votación adhiriendo al reclamo oficialista de la necesidad de lograr los dos tercios para rechazar el veto. Aunque admitió que la intrincada interpretación constitucional pueda terminar con “una presentación ante la Justicia de quienes se vean perjudicados”. La votación terminó con 142 votos opositores, 95 del oficialismo y una abstención. Pero la oposición no logró alcanzar 158 votos necesarios sobre los 238 diputados presentes.

Ayer por la tarde, Fernando “Pino” Solanas, que lidera el interbloque que encabeza Proyecto Sur, se adjudicó la victoria opositora. “Fue un triunfo espectacular”, afirmó a través de un comunicado en el que concluye que “conseguimos el apoyo de casi todos los bloques para bajar el veto a la Reforma Política que realizó Cristina Fernández”. Solanas interpretó que los votos fueron suficientes para alzarse con el rechazo, aunque cerca del líder de Proyecto Sur reconocen que para convalidarlo tendrán que acudir a la Justicia.