El Juzgado Federal de Zárate Campana tiene jurisdicción sobre los puertos y aduanas de esas dos ciudades del norte de la provincia de Buenos Aires, una de las principales entradas al país para buques de ultramar, por lo que recibe, bajo su jurisdicción, muchas causas relacionadas con narcotráfico y contrabando, dándole un importante peso específico. Por eso, el mundillo de tribunales se sorprendió cuando, en 2001, el entonces presidente Fernando de la Rúa designó allí a un joven abogado que trabajaba como apoderado de la Cámara de Diputados, Federico Efraín Faggionato Márquez, un extraño para la gran (y endogámica) familia judicial. A lo largo de casi una década, el ahora ex juez acumuló 36 pedidos de juicio político, todo un record, que él siempre atribuyó a intereses políticos relacionados con el narcotráfico. Pero sobre las espaldas de uno de los magistrados más polémicos de los últimos tiempos pesaron las denuncias más disímiles, desde el robo de una cosecha de soja incautada hasta haberse investigado a sí mismo.

Criado en una casa de clase media en Palermo, Faggionato Márquez hizo su secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe. A los 18 años, decidió entrar en el seminario para ser cura, aunque el camino sacerdotal le duró poco. Su padre era un empleado de seguridad del Congreso Nacional, que le consiguió su primer trabajo como cadete en la oficina de Pasajes del Parlamento. Con el tiempo llegó a ser jefe de esa dependencia, y luego –ya recibido de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires– apoderado de la Cámara de Diputados, antes de ser designado al frente del juzgado de Zárate-Campana.

Su actuación más conocida en ese cargo fue en la causa por la llamada “ruta de la efedrina”. Durante casi dos años al frente de este expediente, Faggionato Márquez apuntó contra el entonces candidato a diputado Francisco de Narváez, que había recibido llamados del teléfono de uno de los detenidos, detuvo al padre de Mariano Martínez, una estrella de la televisión vernácula, recibió múltiples amenazas de muerte y hasta una bomba de trotyl que fue desactivada por la policía en la casa de una fiscal que trabaja con él. Quizá por eso su abogado defensor, Marcelo Brito, no bien se conoció el veredicto del Consejo de la Magistratura que destituyó a su cliente, aseguró a la prensa que “el problema de Faggionato Márquez es haber sido el juez del caso de la efedrina”, aunque esa causa no figuró en la acusación. Sin embargo, hubo otras decisiones que lo pusieron en el candelero mediático, como el procesamiento de un ruralista por la quema de pastizales en pleno conflicto por la Resolución 125.

Muchas de las denuncias que recibió fueron por demoras en el trámite de causas que quedaron empantanadas en el viejo edificio de la calle 25 de Mayo, donde se acumulan más de 20 mil expedientes. Entre las carpetas que pasaron por sus manos hay desde grandes causas narco hasta delitos relacionados con el medioambiente y causas por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura: en 2004 sacó a la luz la llamada “Area 400”, un circuito de nueve centros clandestinos de detención en el norte de la provincia de Buenos Aires que no habían sido registrados por la Conadep ni figuraban en ninguna causa judicial anterior.

Las denuncias más resonantes en su contra revisten hechos de mayor gravedad que la mora en el avance de causas. Una investiga la venta de una cosecha de soja que pertenecía a un campo del Consejo del Menor y la Familia y estaba bajo su custodia. Otra le atribuye no haberse inhibido en una causa que lo tenía a él mismo entre los investigados. También lo acusaron de asociación ilícita con policías corruptos que operaban dentro de su jurisdicción, enriquecimiento ilícito y por su participación en un curioso allanamiento a un galpón con 750 kilos de cocaína, cuya orden –con su firma– apareció después de que los agentes de la Bonaerense que llevaban adelante el operativo fueran sorprendidos por efectivos de la Federal en una situación sospechosa.

Durante el último tiempo, la oposición acusó al gobierno nacional de proteger a Faggionato Márquez. Así, le quitó relevancia a la indagatoria a De Narváez en el marco de la causa de la efedrina. Ayer fue destituido por unanimidad. El sigue responsabilizando a intereses políticos e influencias del narcotráfico.