EL PAíS • SUBNOTA › LA CONTINUIDAD DEL CORTE
› Por Laura Vales
Desde Gualeguaychú
Si bien el corte del Puente Internacional San Martín, que lleva ya tres años, no es un tema en litigio en este juicio, su futuro está totalmente ligado al fallo. En principio, porque el corte está votado hasta que llegara la sentencia, y ahora habrá que discutir su continuidad. Después de tres años, muchos se dicen saturados por el bloqueo.
Ahora hay dos grupos que hacen campaña contra el corte, el Movimiento Proliberación de la Ruta 136, que ha presentado recursos judiciales y que saca solicitadas en los diarios locales todas las semanas, y los Vecinos Autoconvocados, que hicieron algunas reuniones y juntaron firmas contra el corte.
Cristina Garciarena, dueña de una casa de alquiler y venta de ropa de gala, integra este último grupo. “Tenemos 6500 firmas contra el corte”, aseguró ayer en su local. “Fuimos a ver al intendente y le propusimos que llamara a un plebiscito, pero no quiso”, dijo ayer en su comercio.
El número de adhesiones es puesto en dudas por los asambleístas, que señalan que con 6500 personas en contra, a los Vecinos Autoconvocados les resultaría muy fácil ganar la votación en cualquiera de las dos asambleas que se realizan semanalmente.
Más llamativo que estos dos grupos, que dan la impresión de no tener un enorme peso, son las opiniones de gente que dice que apoya el corte “porque lo votó la mayoría”, pero considera que mantenerlo por tiempo indeterminado dejó de ser útil.
“Apoyo el corte, porque sirve para aparecer en los medios. Pero no creo que sirva para nada más. Ni hablar de lo que perdimos económicamente”, dice Eduardo Lewi en la librería Entre Libros. “A mí, en lo comercial, el puente cerrado me perjudica, porque los uruguayos son más lectores que los argentinos, y desde que cortamos la ruta vendo menos. Antes, los fines de semana cuando venían los uruguayos me cansaba de vender.”
“Estos seis años nos produjeron mucho desgaste”, dijo en un negocio de estampado y carteles Daniel Gómez. “A mí me duele cuando nos llaman piqueteros, porque nosotros tuvimos que salir a cortar no por gusto, sino para que el Estado se ocupara del tema.”
Para Verónica Silio, dueña de una casa de comidas, “el problema de los que proponen levantar el corte es que no traen un plan B, y acá para levantar hay que saber cómo seguir, tener cabeza”.
Incluso para Pepo Pouler, uno de los voceros de la asamblea, “el corte por tiempo indeterminado no es bueno”. Según Pouler, los rechazos más fuertes están “entre los que viven del comercio. Tuvimos menos actividad por los cortes de ruta del campo, después menos turismo por la gripe A, por el dengue, por la crisis. Mucha gente piensa que con el puente abierto la actividad podría repuntar”.
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