Los empresarios mencionados por el embajador Sadous salieron ayer a negar que les hayan pedido coimas para comerciar con el Estado venezolano. En realidad, dos de las empresas, la láctea de Guillermo Draletti y la de ascensores de José Aizpun, efectivamente vendieron a Venezuela y no podrían aceptar que pagaron coimas porque admitirían un delito, el cohecho activo: existe delito por parte de quien cobra coima y también por parte de quien la paga. Pero más nítida es la situación de Eduardo Cabana, que no concretó ninguna operación: ofreció vaquillonas y la transacción no se hizo. Cabana también dice que en ningún momento le pidieron coimas. Sadous mencionó a Cabana como uno de los empresarios que manifestó que le pidieron coimas por una venta de mil vaquillonas. “Nunca hablé con el embajador Sadous, a quien no conozco, y tampoco hablé con el ex secretario de Agricultura Javier de Urquiza. Me sorprendió lo que estoy leyendo en los diarios. En ningún momento me pidieron coimas. Se iba a realizar una operación normal de vender no más de 50 vaquillonas a Venezuela, se pactó un precio, pero después el negocio no se hizo. Nadie me pidió ni medio centavo”, manifestó Cabana en diálogo con Radio Continental. “Jamás recibí un pedido de coimas, ni siquiera del lado venezolano. Nunca hablé con este embajador. Lo que dice es una barbaridad, una mentira. Para colmo, pone en peligro nuevas operaciones. Estoy indignado”, señaló Draletti, dueño de una empresa láctea, también mencionada por el embajador. Por su parte, el dueño de la empresa Ascensores Servas SA, que registra operaciones con Venezuela desde antes de la asunción de Néstor Kirchner, emitió un comunicado señalando que “lo dicho por el ex embajador no tiene ningún asidero. Estando en el exterior del país, por Internet, he tomado conocimiento de lo manifestado por Sadous. Desmiento enfática y terminantemente dichas manifestaciones, que hacen mención de hechos inexistentes y comentarios nunca realizados”.