“Yo no recomendé a Ciro James para que trabajara en el Ministerio de Educación porteño, prácticamente no lo conocía, ni supe que había sido nombrado allí”, declaró ayer ante el juez Norberto Oyarbide el director editorial de la Universidad de La Matanza, Rolando Echave. Sólo aconsejó contratar, aclaró, a su cuñado. El testimonio de Echave compromete al ex ministro de Educación Mariano Narodowski, quien lo había señalado junto con Cristian Cabral, de la misma universidad, como quienes le sugirieron que contratara al espía. Cabral, que había declarado el día anterior, también lo desmintió. Para colmo, él sí trabajó en Educación con funciones similares a las que supuestamente debía cumplir James, pero dijo que jamás lo vio y que su supuesta jefa, Roxana Barroso, tampoco le comentó que se desempeñaba ahí. A diferencia de James, que nunca mostró dictámenes o trabajos realizados, Cabral le mostró los suyos a la Justicia. Ambos testimonios refuerzan la hipótesis de que al ex policía le pagaban a través de un contrato en la cartera que dirigía Narodowski, pero su verdadera función era la de espía. Por eso también salpican a los otros funcionarios imputados, Mauricio Macri y su ministro de Justicia y Seguridad, Guillermo Montenegro.