“En treinta años que hace que trabajo acá, nunca vi esto. Desde la renuncia de De la Rúa, no viene un solo político. La última vez que vino (Moisés) Ikonicof, casi lo linchan”, dijo a este diario un antiguo mozo del tradicional bar de recoleta La Biela, donde podían verse en otros tiempos políticos de todos los partidos. “Yo los atendía. Intelectuales radicales, peronistas... todo lo que se te ocurra. Y la verdad es que me daba bronca. Pedían champagne del más caro, pedían que les juntáramos las mesas y se quedaban hasta las cuatro de la mañana divirtiéndose”, comentó otro de los meseros que pidió reserva de su nombre. “Mientras, yo pensaba que me tenía que volver a mi casa en colectivo. Y todos sabemos quién pagaba lo que ellos consumían”, agregó. El día que este diario fue a averiguar qué estaba pasando en La Biela, el único famoso que vestido informalmente conversaba con otro hombre en una mesa era el juez Julio Cruciani. Tal vez haya pagado en patacones. Porque ahora, hasta en La Biela los aceptan.