–Usted asegura que ganó. ¿Ya hay datos seguros para decirlo?

–Sí, es una tendencia irreversible. Sabemos que ganamos la elección nacional por el volumen de los votos de algunas jurisdicciones, como Buenos Aires y Santa Fe, y por el hecho de que en la Capital Federal, en lo que fue la sorpresa de esta elección, terminamos peleando voto a voto.

–La Lista 1 también se adjudica el triunfo.

–Ellos empezaron la tarde diciendo que habían ganado, después dijeron que había fraude y a la noche volvieron a decir que ganaban. Es parte de una práctica aprovechando elecciones donde las diferencias entre una lista y la otra no son siderales. Lo que hacen ahora (desde la Lista 1) es un movimiento especulativo basado en que los números finales no van a arrojar diferencias siderales, y de que además quedan pendientes las impugnaciones de la provincia de Mendoza y del distrito de Esteban Echeverría, en Ezeiza.

–¿La impugnación de Mendoza puede dejar sin definición el resultado a nivel nacional?

–Es posible que obligue a dejar abierto el resultado final, si las dos listas quedamos muy parejas. La elección de Mendoza está impugnada y no puede formar parte del escrutinio, en Mendoza hay que volver a votar.

–Se dice que Jujuy, donde Milagro Sala es candidata de la Lista 1, puede definir la elección.

–No tenemos todavía datos de cómo se votó en Jujuy, hay muy pocas mesas ingresadas y hay que ver cómo se votó en las mesas de la Tupac Amaru. Lo que hay que hacer ahora es que la junta electoral termine de hacer el conteo definitivo y una vez hecho el conteo, presentar las impugnaciones.

–En esta elección se enfrentaron dos modelos de central. ¿La interna puede cerrar ese debate?

–No, lo que va a definir es cuál es en última instancia la expresión mayoritaria, pero las miradas diversas no van a desaparecer al otro día de contar los votos. Esa diversidad de miradas forma parte de la naturaleza del campo popular en la Argentina. Si somos capaces de mantener la unidad, esas diferencias nos van a enriquecer.