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El caso chaqueño
› Por Mariana Carbajal
En Chaco ocurrió lo que indican quienes promueven la planificación familiar: “En el primer año del programa de procreación responsable que comenzó en marzo de 1998 logramos disminuir a la mitad la ocupación de camas en el sector público por complicaciones de abortos, de 30 a 15 por ciento. Pero el año pasado tuvimos dificultades en la provisión de insumos y durante 9 meses no tuvimos anticonceptivos para entregar en los hospitales: el resultado fue que volvimos a las mismas cifras del inicio del programa. Esto nos está hablando a las claras de que si las mujeres no pueden planificar con métodos anticonceptivos, no les queda otra que abortar”, señaló a este diario Gustavo Agolti, director del Programa de Salud Reproductiva de Chaco. Agolti es también médico de guardia del Hospital Perrando, de Resistencia, que recibe al 40 por ciento de las parturientas de la provincia. “Estamos viendo entre 5 y 6 casos de abortos incompletos diarios”, precisó. Aquí también es muy extendido el uso del nisoprostol para abortar. “Ha disminuido el aborto infectado por la pastillita”, indicó. Ahora, comentó, la provisión de contraceptivos se regularizó y la provincia ha vuelto a entregar a través de los servicios hospitalarios. Para Agolti, otro factor que influye en el incremento de abortos es el aumento que experimentó el precio de los contraceptivos a partir de la devaluación: “Los hormonales que comprábamos a nivel provincial a menos de 50 centavos el blister de 21 pastillas se fue a más de 3 pesos, y en las farmacias una marca que valía 4,90 pasó a 17 pesos”, ejemplificó.
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