EL PAíS • SUBNOTA › CITARON A 18 OFICIALES DE LA FUERZA AéREA
› Por Raúl Kollmann
El juez en lo Penal Económico Alejandro Catania tiene la mirada puesta en la Base Aérea de Morón y ayer le tomó declaración a diez empleados de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) que revistan allí. Aunque todavía no recibió ningún informe oficial desde España, se concentra en el lugar donde el Bombardier Challenger estuvo casi dos meses: desde el 6 de noviembre, cuando la aeronave llegó a la Argentina, hasta el 30 de diciembre en que partió hacia Ezeiza y Barcelona. La lógica indica que alguien debió percibir algo, pero los diez hombres de la ANAC que declararon ayer sostuvieron que desde sus lugares de trabajo –por ejemplo, en la torre de control– no pudieron ver nada porque el avión estaba en una plataforma a demasiada distancia. Hoy declaran ante el juez y su secretario letrado, Martín Castellano, otros ocho miembros de la ANAC y después empiezan a tomarle testimonio a 18 oficiales de la Fuerza Aérea destinados en Morón. Habrá también citaciones de funcionarios de la Aduana de Ezeiza y se analizará en detalle el paso del avión por Aeroparque, camino a Mar del Plata y en el propio aeropuerto de Camet, en La Feliz. De todas maneras se trata de hipótesis menos probables, porque el viaje a Mar del Plata se hizo el 7 de diciembre, demasiado tiempo antes del vuelo a Barcelona.
“Nosotros no tenemos ninguna evidencia de que la droga se haya cargado en la Argentina o en Cabo Verde –insistieron ayer cerca del juez–. Las dos hipótesis son posibles. Cuando tengamos un informe oficial de la Justicia española y analicemos las pruebas, nos definiremos hacia una u otra alternativa. Por ahora, investigamos esencialmente los mecanismos y controles que existen en los aeropuertos donde estuvo el avión. Y, por supuesto, preguntamos si vieron movimientos extraños.”
Los diez empleados de la ANAC que declararon ayer trabajan en dos lugares, la torre de control del aeródromo y la oficina de plan de vuelos. Todos dijeron que ambos lugares están demasiado lejos de la plataforma en la que estuvo estacionado el avión en todo el tiempo en que permaneció en Morón y ninguno reportó haber visto movimientos extraños. Por ahora, en el juzgado no tienen un diagnóstico sobre eventuales facilidades para cargar el avión de noche, pero llama la atención que nadie haya visto nada en el tiempo en que hay más gente en la base, de día. De todas maneras, el juez está preguntando cómo ingresaban todos los empleados, las medidas de seguridad y la forma en la que cada uno acreditaba su calidad de integrante de la ANAC. También ayer Catania y Castellano se interiorizaron sobre los trámites que hacían las tripulaciones de los aviones para el despegue.
Pasados 20 días de la detención en el aeropuerto de El Prat, el juzgado ya debería estar investigando a una banda de narcos. Esto incluiría las comunicaciones, los datos que surgen de las computadoras y la documentación encontrada. Hay que determinar quiénes fueron los cómplices, los financistas, los funcionarios, los proveedores, los lavadores y hasta los contadores de la organización. Pero la base para poner en marcha esta pesquisa es un informe y las pruebas que tiene que enviar España y que por ahora no ha enviado (ver aparte). La demora llama la atención, sobre todo teniendo en cuenta que está en España el centro de consumo y distribución. Durante el día de hoy seguirán declarando otros ocho empleados de la ANAC y a continuación van a empezar las citaciones a integrantes de la Fuerza Aérea que revistan en Morón. A todos se les preguntará si vieron movimientos llamativos alrededor del Challenger, pero los militares tendrán que responder también sobre el ingreso a la Base, ya que estaban a cargo del control en tres de las cuatro entradas.
Como anticipó este diario, el juez tiene la intención de convocar la semana próxima a los funcionarios de la Aduana que estuvieron de turno en Ezeiza el día 1º de enero a las 20.44, horario en que partió el avión camino a España. Las preguntas girarán, en especial, alrededor de las modalidades de inspección de aviones que, como en el caso del Challenger, parten al exterior después que su tripulación declaró que no llevaba ninguna carga.
Respecto de los vuelos del avión de los Juliá a Mar del Plata, también el juez ordenó medidas de prueba. Por ejemplo, pidió las grabaciones de cámaras de Aeroparque, donde el Challenger estuvo antes de partir a la ciudad balnearia. También está buscando información sobre el tiempo que estuvo en el aeropuerto de Mar del Plata. Sin embargo, la hipótesis de que la cocaína se haya cargado en Camet parece débil. El vuelo fue el 7 de diciembre, 23 días antes de la partida a Barcelona. No resulta lógico que la carga haya estado ya en el avión, con la posibilidad de que a lo largo de las tres semanas cualquier inspección de rutina o sorpresiva, con perros, descubriera la carga.
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