“La prioridad de las demandas es sobre seguridad”, volvió a pronunciarse ayer el precandidato a gobernador bonaerense Francisco de Narváez en la mesa de Mirtha Legrand. Desde el Hotel Costa Galana, adonde la animadora encabeza sus almuerzos durante el verano (y por donde ha pasado todo dirigente opositor que se precie de tal), el empresario de origen colombiano volvió a poner el acento en el crecimiento del delito, lamentó que Barack Obama omita a la Argentina en su próxima gira por la región y sostuvo que en las elecciones de este año la gente buscará un cambio de estilo.

En caso de resultar electo, “lo primero que haría es aplicar una política de seguridad, que es el principal reclamo de la gente”, sostuvo De Narváez, ante la primera pregunta de la eterna conductora. Explicó que los bonaerenses tienen numerosas preocupaciones, entre las que están las drogas, la salud pública, la educación, la creación de fuentes de trabajo y la infraestructura, pero que “la prioridad de las demandas es sobre seguridad.”

Además, consideró “una señal” que Obama no haya incluido a la Argentina en el itinerario de una gira por América latina que realizará en marzo y que tendrá escalas en Chile y en Brasil. “Yo no me siento ofendido, sino triste, porque es una forma de darle un mensaje a la región”, consideró el diputado, para quien “la Argentina se merece estar bien con todos los países del mundo”.

El hombre que venció al oficialismo en la provincia en las elecciones legislativas de 2009 busca repetir ahora, que está en juego la gobernación. Para De Narváez, Buenos Aires “debe marcar la línea de la política” respecto de los distritos del interior. “No es una provincia más –chicaneó, aunque se atajó–. Lo digo con todo respeto por las demás provincias.”

Respecto de sus chances en los comicios de octubre, aunque evitó definiciones sobre cuál será el candidato a presidente que apoye desde su boleta bonaerense, sostuvo que “en un año de elecciones, la gente elige por la continuidad o el cambio y luego busca quién puede representar a cada una de esas opciones” y se mostró como “una alternativa, otra forma de gobernar”. A la hora de definir su propuesta, fue conciso: “Menos soberbia y más tolerancia”.