Uno a uno y por separado, Proyecto Sur, el Partido Socialista y el GEN rechazaron el convite de rubricar el documento “El deber de cuidar la democracia” que fogonearon desde la Coalición Cívica, el PRO, la UCR y el Peronismo Federal y que firmaron casi todos sus candidatos presidenciales. “La defensa de la democracia está en nuestro legajo partidario, no necesitamos firmar ningún documento”, sentenciaron desde el socialismo. “No vamos a entrar en esta trampa maniquea de quienes quieren manifestarse sólo a favor de la libertad de expresión y desconocer el derecho a la libertad sindical, ni tampoco al revés”, afirmaron desde Proyecto Sur. “No estamos de acuerdo en reeditar el fracasado Grupo A ni adherir a un documento con olor a Unión Democrática”, sostuvieron desde el GEN.

El núcleo duro del arco opositor fracasó en su intento de seducir a los partidos y bloques parlamentarios de centroizquierda para plegarlos al documento. Se acercaron a cada uno de ellos con distintas estrategias, pero ninguna prosperó. La propuesta que les acercaron “las porristas del Grupo A” –como denominaron desde dos de los bloques– al puñado de diputadas que encabeza la cívica Patricia Bullrich, no convenció a los legisladores de centroizquierda.

“El socialismo sabe cuál es su compromiso en defensa del sistema democrático y la libertad de expresión. Entendemos que ese documento no suma ni resta nada. La defensa de la democracia está en nuestro legajo partidario, no necesitamos firmar ningún documento”, dijo a Página/12 el jefe de la bancada de diputados socialistas, Lisandro Viale.

Todo el bloque avaló esa postura, aunque algunos de sus integrantes suman otros argumentos. “El documento habla de generalidades. La democracia no está en riesgo”, afirmaron otros referentes del PS, que además vieron en la propuesta un “intento de resucitar al Grupo A”. Algo de lo que aseguran “ya tomamos distancia definitiva”.

Los diputados del interbloque de Proyecto Sur directamente no acudieron al cónclave que se convocó tras la frustrada sesión especial que todo el conglomerado opositor había acordado el miércoles pasado. “No fuimos porque no vamos a entrar en esta trampa naniquea de quienes quieren manifestarse sólo a favor de la libertad de expresión y desconocer el derecho a la libertad sindical, ni tampoco al revés. Desde el Grupo A y desde el Gobierno se pretende ver sólo uno de los problemas”, afirmó la diputada Alcira Argumedo, a quien Pino Solanas dejó algunas decisiones de su bloque hasta que culmine la edición de su última película.

“El documento nos pareció débil desde lo intelectual y una especie de reedición del Grupo A que ya fracasó el año pasado”, sentenció el diputado GEN Gerardo Milman a este diario antes soltar su propio juicio sobre el texto opositor: “Tiene olor a Unión Democrática”.

El GEN llamó a plasmar estas posturas comunes del centroizquierda en un frente electoral para octubre, en el que también incluyen a la UCR, pero que “excluye a las expresiones políticas conservadoras, con quienes existen profundas discrepancias en el proyecto de país”. Una clara referencia al macrismo y el PJ anti K.

La estrategia que se trazó el GEN va en sintonía con su propuesta. Apostará todas sus fichas a tres distritos clave que adelantaron sus elecciones: alineados con el socialista Rubén Giustiniani y el Frente Progresista en Santa Fe, con Luis Juez en Córdoba y con Proyecto Sur en la Ciudad de Buenos Aires, donde sus delegados porteños volvieron a reclamar que Solanas encabece la pelea por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad.

Stolbizer imagina que con victorias frentistas en Santa Fe, Córdoba y la Capital Federal se podrá dirimir en una interna abierta una candidatura presidencial con el sustento de gobernar tres de los cuatro distritos más importantes del país. Igual que el PS también quiere a la UCR dentro de ese acuerdo, aunque con la firma del documento opositor, su candidato radical favorito, Ricardo Alfonsín, volvió a pararse en un lugar diferente al de las aspiraciones electorales de socialistas y margaritos.