PEDRO KROTSCH *

“El aporte voluntario no es ninguna novedad. Está funcionando en Córdoba y fue motivo de una discusión grande en 1986 y 1987. En principio, no creo que resuelva el problema del presupuesto, sino que funciona más como un mecanismo inductor del posible arancelamiento. Posiblemente esté todo mezclado. Los rectores están preocupados por el presupuesto y es esperable que algunos opten por buscar fondos alternativos. En la medida en que se trate de una donación me es difícil objetarla. El problema es si se transforma en un antecedente del arancelamiento. En ese sentido lo cuestionaría.”
* Especialista en educación superior, director del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

MARCELA MOLLIS *

“El aporte voluntario funciona en otras universidades y en tanto sea voluntario, depende del alumnado si acepta o no. Como existen otras propuestas de ese tipo que no han devenido arancelamiento, no parece ser necesariamente el paso previo para imponerlo. Desde el punto de vista real, el impacto dependerá de la voluntad y del perfil económico del estudiantado. El éxito dependerá de lo que se pueda recaudar y suele ser un porcentaje mínimo, un diez o veinte por ciento.”
* Especialista en educación superior, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).