Lun 04.07.2011

EL PAíS • SUBNOTA  › QUIéN ES FABIANA RíOS

De Rosario al fin del mundo

Fabiana Ríos llegó a la gobernación de Tierra de Fuego en 2007 y su triunfo se leyó más en función de su imagen que por méritos del ARI, el partido que representaba y que, por entonces, lideraba Elisa Carrió. La flamante gobernadora ya era retratada como parte del “extraño ARI fueguino”, una fuerza asociada al centroizquierda que no tardaría en romper el vínculo orgánico con Carrió, y en abrir, según lo describe en su página oficial, un “proceso de diálogo con el gobierno nacional encaminado a la defensa del interés de la provincia aunque manteniendo siempre una posición de independencia con respecto al Ejecutivo nacional”.

Sobre esa base, Ríos cimentó su gobierno fueguino, con una identidad política que el año pasado llevó a su fuerza a construir el Partido Social Patagónico, en solísima soledad, para volver a pelear el mandato ahora como aliada al gobierno nacional. Desde que asumió en la provincia, hace cuatro años, cada quien intentaba asociarla y diferenciarla de otras mujeres gobernadoras, como Mercedes “Nina” Aragonés de Juárez, pero ella no se ubicó en esa línea de mandatarias que habían heredado los cargos de sus compañeros varones. Se ubicó desde el comienzo como lo que fue: “la primera gobernadora en la historia argentina elegida por el voto popular”.

Extranjera en las tierras del Fin del Mundo como la mayoría de sus coterráneos, dicen que esa condición de inmigrante despertó las primeras muestras de empatía entre los votantes. Ríos nació en Rosario, el 31 de marzo de 1964. Estudió en esa ciudad, se graduó de farmacéutica en la Universidad Nacional de Rosario, se casó con Gustavo Longhi y luego se instaló con su familia en Río Grande. En Tierra del Fuego, trabajó al comienzo como farmacéutica privada, luego pasó a la órbita de la municipalidad, desde donde en 1993 se desempeñó en la obra social del sindicato de la Asociación de Trabajadores del Estado. Ese momento coincide con su ingreso al Partido Socialista. En junio de 1999, la eligieron legisladora, intentó convertirse en diputada nacional en 2001, pero lo consiguió recién dos años más tarde. En 2007 peleó por primera vez la gobernación. Ganó en la segunda vuelta con más del 53 por ciento de los votos a la fórmula que integraron Hugo Coccaro y Rosana Bertone, la candidata del Frente para la Victoria que ayer perdió frente a ella en el ballottage.

La mesa de su casa, en aquel junio de 2007, estaba cubierta con un tapiz de telar. Sobre un mueble había adornos. Fotos de sus hijas y una postal en blanco y negro del Che Guevara. Además de farmacéutica, Ríos es profesora de piano. Dentro de esa casa, horas después de su primer triunfo, le mostraba a este diario la zona donde guardaba “su tesoro”: una puertita con sus discos. “Me gustan Silvio, Pablo, Serrat, Roos”, decía. En una pared, colgaban sus vinilos como decoración. Había discos de Angel Vargas y Juan Sánchez Gori. Y cuando pasó frente a un portarretrato de Alfredo Bravo lo presentó como “amigo nuestro”, la persona que había estado tres veces en la casa, una casa cuya intimidad expuso abiertamente.

“Vengo del mundo del trabajo”, decía Ríos en ese comienzo. Y pese a las imágenes con imanes que también tenían fotografías de Elisa Carrió, buscaba el modo de explicar políticamente las diferencias que ya parecían cruzarlas. En Buenos Aires, el ARI se aliaba al radical Enrique Olivera y criticaban el gobierno venezolano de Hugo Chávez con lo cual se hacía difícil sostenerlo como un espacio de centroizquierda. ¿Qué es el ARI de Tierra del Fuego?, preguntó este diario. ¿Un partido de centroizquierda, un partido de centro o ya no creen en las categorías ideológicas de la política? “Nosotros nos definimos como un partido de centroizquierda”, dijo Ríos. “Hay definiciones morales que exceden la cuestión ideológica. Hay definiciones republicanas que también la exceden. Es fundamentalmente un partido de centroizquierda. Yo no puedo emitir juicios sobre los demás distritos. El componente del ARI de Tierra del Fuego es un componente particular.” Quizás en esas particularidades anidaron los cambios.

Desde ese tiempo hasta el presente, Ríos mantuvo una relación de alianza con la Casa Rosada. Estuvo enrolada entre los gobernadores cercanos, aunque nunca estuvo entre los alineados. “Cuando esté con Kirchner voy a pedir certezas”, dijo en las primeras horas de su mandato, y algo de eso es lo que logró leerse en su agenda en cada uno de sus viajes a Buenos Aires.

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