EL PAíS
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Un portero con historia
Fue hace más de 23 años. Marcelo Ruarte, 53, había perdido su trabajo de herrero en la empresa Fiat y se puso a buscar otro empleo por los avisos del diario. El hotel Bauen, un lujo en su época, llevaba poco tiempo de existencia y necesitaban un portero. “Me tomaron por mi estatura, 1,80 mido, pero después ascendí a conserje y terminé como encargado de la recepción. Así que me conozco toda la historia de este lugar”, dice, y pide contarla. “Este hotel siempre estuvo rodeado de transas con el poder político de turno. Aquí he visto más de una vez a Luis Barrionuevo, a algunos Menem, entre otros. Lo construyeron con un préstamo del Banade y lo inauguraron para el Mundial ‘78, con los militares. El dueño era Marcelo Iurcovich. Tenía socios a los que, evidentemente, terminó traicionando porque quedó solo. Con lo que ganaba acá se construyó el Bauen Suites. Mientras este hotel iba desmejorando, jamás hizo un mantenimiento”, relata. “Hasta el 2002 –detalla Marcelo, acomodando su grueso bigote– la empresa cambió de nombre cuatro veces. En el ’97 fue vendido a un chileno Félix Solari Morelo, pero este hombre nunca tuvo las escrituras, parece que lo engañaron. Siempre fue todo muy turbio. La quiebra vino en esta última etapa cuando el Bauen ya no podía competir con los de su categoría. Nosotros, los trabajadores, fuimos cayendo con el hotel. Ahora apostamos a que funcione de nuevo.”
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