EL PAíS
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Cuba, Estados Unidos, Alfonsín y el FMI
–¿Dudó antes de cambiar el voto en la ONU sobre Cuba?
–Dudé en un momento, cuando se produjeron los fusilamientos, pero yo ya tenía decidido abstenerme.
–Hace un año la Argentina condenó al régimen castrista. ¿Qué provocó el cambio?
–Pasó la guerra de Irak. ¿Qué le parece? El mismo organismo (por la ONU) que fue avasallado por un país que unilateralmente declara una guerra se viene a acordar ahora de Cuba. Fue un despropósito. Nunca pasó en el mundo esto.
–¿Cuando estuvo en España, el presidente José María Aznar no lo presionó para que condene?
–...conversamos... conversaciones que ni recuerdo. Y no es que Cuba no merezca algún reproche por lo que hizo.
–Sí tuvo presiones en el propio seno del gobierno... Cancillería...
–No pido ni escucho opinión del gabinete. Estaba convencido de antes, sobre todo cuando empieza la guerra. Además creo que tenemos que actuar, lo que hablamos con Lula, convergiendo las políticas internacionales.
–¿Raúl Alfonsín le reforzó esa sensación?
–No, porque Alfonsín creía que yo iba a condenar.
–Y después de la votación, ¿le habló Alfonsín?
–Sí, me habló. Pero sin saber que yo había comunicado mi decisión. Me dijo “Mire Duhalde, yo le voy a pedir, piénselo...”, y yo ya lo había dicho en conferencia de prensa... no la había visto (sonríe).
–Fue tensa la relación de su gobierno con Estados Unidos...
–Sí. Ellos tienen una relación tensa con dos terceras partes del mundo.
–Pero Argentina venía de una década de relaciones carnales.
–No se puede tener una relación de subordinación. Nuestro país es un gran país. Cuando yo digo que estamos condenados al éxito se ríen, pero yo no me río, estoy convencido.
–¿No es medio impresionante que vengan a establecer casi una legación en la Argentina representantes del Fondo Monetario?
–¿Dónde una legación?
–John Dodsworth se viene a establecer como si fuera un embajador. ¿No lo impresiona?
–A mí, impresionar no me impresiona. Le impresionará al que venga. Igual se avanzó en las reuniones que tuvo Lavagna y el mismo presidente del FMI. Tras mucho tiempo, reconocieron algo en lo que insistíamos desde el primer día: es una cosa insólita afectar la gobernabilidad de los países en crisis.
Nota madre
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