“La Justicia da la posibilidad, por lo menos desde el cargo de fiscal, de defender el interés general de la sociedad. Uno se siente bien cuando tiene que ponerse en el lugar de ciudadano afectado.” La confesión pertenece a Alejandra Gils Carbó, flamante jefa de los fiscales federales de todo el país. La primera mujer que llega a conducir el Ministerio Público Fiscal tiene 54 años, cree “en el estudio y el trabajo” y lleva un cuarto de siglo en la función pública. Su principal virtud como fiscal fue su independencia de los poderes corporativos, que le valió el respeto de sus pares y el odio indisimulado de grandes grupos económicos y jueces adictos.

Gils Carbó estudió Derecho en la UBA y tiene una maestría en Economía Política en Flacso. A los 18 años fue campeona nacional de esgrima. “La abogacía y el litigio tienen mucho de esgrima. Hay artes, estrategias, tácticas”, explica. En 1981, recién recibida, ingresó al estudio Fargosi. Seis años después comenzó su carrera como docente universitaria y en el Poder Judicial. Durante una década trabajó en un juzgado y luego en una cámara comercial. “La vida me empujó hacia el Derecho Comercial, pero a mí siempre me gustó el Derecho Público”, contó ante el periodista Martín Granovsky. Es experta en protección de datos personales y ante el fraude en la ley, léase en la tergiversación del espíritu de las leyes.

Pese al esfuerzo de los grandes medios en presentarla como “hija del kirchnerismo”, Gils Carbó dio sobradas muestras de independencia. Para su último cargo, como fiscal general ante la Cámara de Apelaciones en lo Comercial, la propuso en 2004 el procurador menemista Nicolás Becerra, de quien fue fiscal adjunta, y recién en la última etapa del trámite intervino Esteban Righi, el procurador nombrado por Néstor Kirchner.

En abril de 2007, antes de que comenzara la confrontación con el Grupo Clarín, la fiscal pidió que se revocara la homologación del Acuerdo Preventivo Extrajudicial de Cablevisión con sus acreedores, dictamen que afectaba la fusión de Cablevisión con Multicanal, aprobada por Kirchner en su última semana como presidente. La decisión le valió una querella del Grupo Clarín, en la que terminaría sobreseída, al tiempo que la Cámara Comercial rechazó el dictamen en términos de llamativa coincidencia con los de la empresa. Luego denunció que Clarín había creado “una burbuja financiera en perjuicio de los fondos de las AFJP y de los ahorristas”.

Gils Carbó también pidió la inconstitucionalidad de la ley por la cual el jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, intentó crear una Inspección General de Justicia paralela. En marzo de 2011, denunció a tres camaristas por obstruir su actuación en la causa Papel Prensa. Entrevistada por la revista Veintitrés, aclaró que “no sólo me presionan los jueces, también los accionistas que controlan Papel Prensa”.

El 7 de junio último, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, la convocó para ofrecerle el cargo. Luego, la presentó ante la Presidenta:

–¿Qué espera de mí? –le preguntó la fiscal.

–Que seas como sos –contó que le dijo Cristina Fernández.

“Eso me tranquilizó mucho”, confesó quien a partir de hoy es nada menos que la jefa de los fiscales de todo el país.