Alberto Flamarique concluyó su declaración indagatoria a puro llanto. Se presentó con cara de haber dormido poco, despeinado y bastante menos resuelto de lo que demostró durante la audiencia en la que desplegó con detalles mínimos su hipótesis acerca de la causa por sobornos pagados a ex senadores durante el gobierno que integró como ministro de Trabajo, y que lo tiene como uno de los acusados. Primero contestó las preguntas que le hicieron las partes: fueron dos horas de más detalles acerca del tratamiento de la ley de reforma laboral, de su relación con los gremios, con los senadores, con Carlos “Chacho” Alvarez y con el ex presidente Fernando de la Rúa. Después, ante el Tribunal Oral Federal Número 3, el ex político mendocino hoy devenido en empresario vitivinícola, apretó los dientes y soltó la lágrima: “En estos doce años supe lo que es el verdadero amor incondicional. Pero también aprendí a odiar. Soy desde hace doce años una persona que odia y ése es el peor castigo que puede recibir un ser humano”, concluyó.