Dom 30.12.2012

EL PAíS • SUBNOTA

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› Por Horacio Verbitsky

El 21 de diciembre, el arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani (foto), mantuvo una difícil reunión con los Cristianos para el Tercer Milenio, que volvieron a reclamarle que “haga cesar el escándalo” que implica el “libre y periódico acceso a la eucaristía” del ex dictador Jorge Videla, a pesar de haber reconocido “sus acciones criminales, el no arrepentimiento de las mismas, sus manifestaciones relacionadas con que el ‘sinuoso camino que le tocó recorrer’ era parte del plan de Dios para la salvación de su alma y la inexistencia de voluntad reparadora alguna”. Al mismo tiempo, el obispo de Santiago del Estero y miembro del Opus Dei, Francisco Polti Santillán, expulsó de su diócesis al sacerdote Roberto Murall, por haber firmado el documento de Navidad de los curas en opción por los pobres, que cuestionó el emitido por la Conferencia Episcopal en vísperas del 7D. Asistieron al encuentro el organizador del grupo, el ex embajador en la OEA y el Uruguay, Hernán Patiño Mayer, y los integrantes de su equipo de coordinación Felipe Solá, Gustavo Bottini y Rogelio Ponsard. Cristianos para el Tercer Milenio está formado por varios centenares de laicos católicos y algunas decenas de sacerdotes, que decidieron interpelar a la jerarquía luego de que Videla agradeciera en varios reportajes la colaboración eclesiástica con su gobierno sin que hubiera reacción episcopal. La primera carta que enviaron a los obispos en setiembre de este año fue puesta bajo la advocación de “Emilio Fermín Mignone y de las madres y abuelas que murieron sin encontrar a sus hijos desaparecidos y recuperar la identidad de sus nietos apropiados”. El texto les exigía “que repudien las afirmaciones del dictador” y reparen y pongan fin “al daño causado por las inconductas de sus antecesores”. El 9 de noviembre el Episcopado les respondió sin nombrarlos en una “Carta al Pueblo de Dios”, en la que negó que “nuestros hermanos mayores que nos precedieron” hayan tenido “alguna complicidad con hechos delictivos”. En una nueva configuración de la doctrina de los dos demonios exaltó “los sufrimientos y reclamos de la Iglesia, por tantos desaparecidos, torturados, ejecutados sin juicio, niños quitados a sus madres, a causa del terrorismo de Estado. Como también sabemos de la muerte y desolación, causada por la violencia guerrillera”. El paso siguiente de los Cristianos para el Tercer Milenio fue escribirle a Radrizzani, porque Videla asiste a misa en el penal de Marcos Paz, que está en su jurisdicción. También mencionaron la situación del sacerdote Christian Von Wernich, quien celebra misa en su celda de esa cárcel federal, donde cumple su condena a prisión perpetua. Durante la reunión, Radrizzani se mostró vacilante y dubitativo: “Entiendo lo del escándalo presente... Podría decirle al capellán que no dé más misa y que se limite a rezar con los presos... pero tengo que consultarlo con él, no estoy seguro de tener facultades para hacerlo”. Sus visitantes dijeron que no les parecía aceptable “que un arzobispo tenga que consultar con un capellán penitenciario” y le recordaron que el obispo Jaime de Nevares, de quien Radrizzani fue auxiliar en Neuquén, había prohibido dar la comunión a un represor de la dictadura. Radrizzani los sorprendió:

–Yo sé que ellos están arrepentidos, pero no quieren decirlo para no darle la razón al gobierno.

Esto dio lugar a un diálogo extraordinario:

–Monseñor, son pecadores públicos responsables de crímenes gravísimos, si se arrepienten deben decirlo en lugar de reivindicar sus crímenes públicamente

–Tienen razón pero, ¿no habrán sido tergiversadas las declaraciones de Videla?

–Podría ser, pero él nunca las ha desmentido, y además fue grabado y pasado por la TV

–Claro.

En una minuta interna los Cristianos para el Tercer Milenio se preguntan “¿cómo sabe el arzobispo de esos arrepentimientos, los escuchó directamente, se los contaron, quién; en tal caso, cómo no pudo convencerlos de la necesidad de hacerlos públicos, para bien de la Iglesia, de ellos mismos y de la sociedad toda, o es que también Radrizzani cree que la lucha por la Verdad, la Memoria y la Justicia es una perversa manipulación del actual gobierno?”. El 25 de mayo de 2010, Radrizzani entregó al gobierno nacional en la Basílica de Luján, luego del Tedeum del Bicentenario, una solicitud de amnistía firmada por Videla, Von Wernich, Benito Bignone, Santiago Omar Riveros, Miguel Etchecolatz, el Turco Julián, el Nabo Barreiro y otro centenar de detenidos por crímenes de lesa humanidad. Los Cristianos para el Tercer Milenio le hicieron saber a Radrizzani que en caso de no recibir una respuesta satisfactoria recurrirían a la Nunciatura Apostólica y mencionaron que según les informó el obispo Jorge Casaretto, cuando la Asamblea Episcopal trató la respuesta a la primera carta, el nuncio dijo que “para el Vaticano las cuestiones de derechos humanos y de pedofilia son no negociables y deben tratarse con absoluta transparencia”. Radrizzani les contó que la decisión de mencionar a Videla en el documento había provocado una dura discusión entre los obispos. Los Cristianos para el Tercer Milenio objetaron la inexplicable benevolencia de la mención como “el ex presidente de facto” cuando “es un tirano, un criminal, un genocida” y que “a consecuencia de estas posiciones ambiguas de la jerarquía, comienza a hablarse del golpe cívico, militar y eclesiástico”. Radrizzani se despidió con una frase que los Cristianos para el Tercer Milenio consideraron lamentable: “Tendré que pensar qué hago. Si pudieron esperar lo que han esperado hasta ahora, pueden esperar unos meses más”.

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