Mar 29.01.2013

EL PAíS • SUBNOTA  › EL VICEPRESIDENTE DE VENEZUELA LEYó UNA CARTA DE HUGO CHáVEZ PARA LA CELAC

“El derecho de sentirnos orgullosos”

Con su firma en tinta roja, la voz de Chávez se hizo escuchar. Celebró que “estemos creando una zona de paz donde se respete celosamente el derecho internacional y la solución política de los conflictos.”

› Por Nicolás Lantos

Desde Santiago

“La Celac es el proyecto de unión política, económica, cultural y social más importante de nuestra historia contemporánea. Tenemos todo el derecho de sentirnos orgullosos: la Nación de Repúblicas, como la llamaba el Libertador Simón Bolívar, ha comenzado a perfilarse como una hermosa y feliz realidad.” La voz era la del vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro. Pero las palabras venían de Cuba y pertenecen al mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, que completa en la isla un posoperatorio por su cuarta intervención quirúrgica contra un cáncer. Luego del escándalo por la falsa foto del líder bolivariano publicada por el diario español El País y los diversos rumores sobre su salud que circularon en las últimas semanas, el mensaje que envió, firmado de su puño y letra en tinta roja, a los mandatarios de la Celac, fue recibido con “alivio y alegría” por los concurrentes a la cumbre, tal como definió uno de ellos ante la consulta de Página/12.

La lectura de la carta por parte de Maduro fue la apertura de la cumbre de la Celac que se llevó a cabo ayer y el momento más emotivo de la jornada. Durante sus discursos, la mayoría de los mandatarios o delegados de los países miembro recordaron su rol clave para la creación de este organismo e incluso la Declaración de Santiago le dedica una referencia explícita: “Expresamos nuestra más profunda y fraterna solidaridad con el pueblo venezolano y su presidente, Hugo Chávez Frías, a quien deseamos la más pronta y completa recuperación”, manifiesta el documento.

Paz y equilibrio

En la carta, Chávez desplegó su habitual abanico de recursos y mezcló arenga con denuncia, pasado con futuro. “Cuando resuena el fúnebre sonido de los tambores de la guerra en el mundo, cuánto valor tiene que los Estados de América latina y el Caribe estemos creando una zona de paz donde se respete celosamente el derecho internacional y se reivindique la solución política y negociada de los conflictos”, escribió en la misiva, donde hace énfasis en “la denuncia y la condena del vergonzoso “bloqueo imperial a la Cuba martiana y revolucionaria” y en “la continua colonización y, ahora, la militarización progresiva de las islas Malvinas”, hechos que, advirtió, son “violatorios de todas las resoluciones” de Naciones Unidas. “La justicia está incontestablemente del lado de Cuba y de la Argentina. Si somos una Nación de Repúblicas, nuestra soberanía es la de toda la Patria Grande, y debemos hacerla respetar”, agregó.

La ausencia de la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, que debió abandonar Santiago el domingo a la mañana tras la tragedia en la discoteca de Porto Alegre, y de Cristina Fernández de Kirchner, que regresó a la Argentina el domingo por la tarde, más del faltazo del ecuatoriano Rafael Correa habían dejado un vacío en lo que hace al espacio más de izquierdas dentro del bloque continental, que estuvo representado por el uruguayo José Mujica, el boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega. De alguna forma, la carta de Chávez, con el peso simbólico que tuvo, contribuyó a reestablecer el equilibro ante los países de la Alianza del Pacífico (Perú, Chile, México y Colombia). “Por eso –explicitó– estas líneas son la manera de hacerme presente en esta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños; son la manera de reafirmar, hoy más que nunca, el compromiso vivo y activo de Venezuela con la causa histórica de la Unión.”

Tinta roja

El venezolano les dedicó unos párrafos a los problemas económicos del Hemisferio Norte y la diferente postura ante ella que mostraron las potencias y los países emergentes. “La única respuesta a la crisis que han encontrado los países del Primer Mundo ha sido el recorte del gasto social y de la inversión pública. Desde la Celac, nosotros podemos sostener el crecimiento económico con una fuerte inversión social, acordando una agenda común para la igualdad”, destacó. “La crisis está golpeando a Estados Unidos y a Europa y arrojando a la miseria a miles de seres humanos. Miles de mujeres, hombres, niñas y niños han perdido sus casas, sus empleos, su seguridad social, sus más elementales derechos”, describe, mientras que América latina está “capeando el temporal” a partir de políticas heterodoxas. “Y lo vamos a capear definitivamente. Somos, hoy por hoy, ejemplo para el mundo de unidad en la diversidad, en función de la justicia, el bienestar social y la felicidad”, manifestó.

También destacó la situación privilegiada de la región en cuanto productora de materias primas: “Contamos con una fortaleza, de entrada, para enfrentar el panorama extremo de un mundo donde las fuentes energéticas tienen sus días contados. Ingentes son los recursos de la región: sólo tenemos que crear políticas adecuadas que estén a la altura de los dones que la naturaleza nos ha prodigado”, para lo cual llamó a “consensuar acuerdos que nos permitan crear y llevar adelante una agenda energética común”.

Sobre el final, el mandatario celebró: “Gracias a la Celac nos vamos pareciendo a lo que una vez fuimos. Los proyectos libertadores de nuestros próceres han reencarnado en las libertades de nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños. Ese es el espíritu enconmiable que le ha dado el nacimiento de la Celac”. Y concluyó la misiva con tres sentencias:

“Hasta la Victoria Siempre”

“Que Viva la Unión de Nuestros Pueblos”

“Que Viva la Celac”

Y por último su firma, inconfundible, en tinta rojo sangre sobre su nombre.

Nota madre

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