La nómina actualizada de los efectivos de la Policía Metropolitana asciende a 3796 uniformados, de los cuales el 62 por ciento proviene de otras fuerzas. El porcentaje de incorporados por esa vía ha ido disminuyendo desde que la Policía se constituyó en 2008 tras la aprobación de la ley 2894 de Seguridad Pública, sancionada el 28 de octubre de aquel año. En 2012, con 2834 integrantes, el porcentaje de refuerzos era del 77 por ciento. La abrumadora mayoría de los efectivos que no salieron de la cantera del ministro Guillermo Montenegro lo hicieron desde las distintas policías, donde prevalecen la Bonaerense y la Federal. Un 95,10 por ciento del total. Las tres fuerzas armadas aportaron porcentajes mucho menos significativos, pero en ese módico ranking es la Armada la que tiene el porcentaje más alto (3,74) la sigue el Ejército (0,92) y por último la Aeronáutica (0,24). Con un dato que es muy significativo: la mayoría de los militares, un 72 por ciento, ocupa cargos de oficial u oficial mayor. La marca indeleble que dejó la incorporación de tantos cuadros provenientes de otras policías, a juzgar por la opinión de especialistas en seguridad, redundó en una Policía “con los vicios de sus principales aportantes: la Federal y la Bonaerense”. La conducción de la Metropolitana proviene mayoritariamente de aquella fuerza que depende del gobierno nacional. Su última incursión tan represiva como masiva se produjo en el hospital Borda el pasado 26 de abril.