Dirigentes de distintos partidos opositores –desde el PRO hasta la UCR, pasando por el Frente Renovador y el Frente Progresista– le apuntaron a Amado Boudou y manifestaron su “preocupación” porque el vicepresidente a cargo del Ejecutivo esté involucrado en denuncias judiciales. El procesado jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, reclamó que “el entorno de la Presidenta nos diga cómo se va a conducir en estos 30 días” y cuestionó la “autoridad moral” de Boudou. El candidato massista Ignacio de Mendiguren se sumó: “Creo que dejaría a todos tranquilos que haya una delegación parcial de aquellas tareas que, por lo que está pasando, no pueda concretamente hacer. Para no tener que entrar en una discusión de poderes generales sobre el vicepresidente”. “Tener a este personaje en el máximo cargo del país es como poner al lobo a cuidar a las ovejas”, dijo el jefe de los peones rurales Gerónimo “Momo” Venegas. Los radicales no le fueron a la saga. “No creo que tenga los niveles de adhesión, aunque disminuidos, que tiene la Presidenta”, dijo Ricardo Alfonsín. “Se encuentra deslegitimado”, sumó el senador Ernesto Sanz. Julio Cobos tampoco se privó de hacer comentarios: “Está cuestionado por la Justicia y con procesos abiertos”. “Nos preocupa la salud de la Presidenta. Y la institucionalidad. ¿Qué pasaría si el juez Lijo librara orden de detención o nuevo allanamiento? ¿Tanta concentración de poder y decisión hoy nos obliga a preguntar quién se hará cargo en este mes? ¿Boudou? ¿Máximo? ¿De Vido? ¿Scioli?”, intentó ironizar la líder del GEN, Margarita Stolbizer. “Nosotros denunciamos al vicepresidente ante la Justicia Federal por tráfico de influencias”, se adjudicó Fernando “Pino” Solanas (UNEN) y aseguró que “es una vergüenza que asuma el cargo presidencial aunque sea temporariamente”.