La Iglesia Católica tomó distancia del nombramiento del sacerdote Juan Carlos Molina al frente de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción (Sedronar). El Obispado de Río Gallegos, al que continuará perteneciendo el ahora funcionario, informó en un comunicado que Molina asumirá el cargo “a título personal” y no “en nombre ni en representación” de la Iglesia. El obispo Jorge Lozano, presidente de la Comisión de Pastoral Social que hizo público hace dos semanas el informe de la Conferencia Episcopal Argentina sobre el avance del narcotráfico, destacó que “era una necesidad imperiosa ocupar ese cargo”, vacante desde marzo por la renuncia del ex canciller Rafael Bielsa, aunque se cuidó de aclarar que “es una designación que brota del propio Poder Ejecutivo” y no se le ha “pedido sugerencia ni opinión ni parecer” a la Iglesia.

“El padre Juan Carlos Molina, enterado de la propuesta de ser designado al frente de la Sedronar, acudió a su obispo diocesano, monseñor Miguel Angel D’Annibale y le pidió que le retire las licencias para el ejercicio público del ministerio sacerdotal, a fin de poder asumir el cargo que se le ofrecía”, informó ayer el Obispado de Río Gallegos. La curia diocesana precisó en su comunicado que “el retiro de las licencias ministeriales para un sacerdote significa que no puede celebrar los sacramentos ni presidir el culto público de la Iglesia”. Además, el Obispado aclaró que el retiro de la licencia está pautado “mientras el padre Molina esté al frente de esa responsabilidad”.

“El padre Molina, quien continúa perteneciendo a la diócesis de Río Gallegos y mantiene el vínculo con su obispo y su clero, asume esta tarea a título personal, por la larga experiencia que tiene en el campo del trabajo con jóvenes que han caído en el flagelo de la droga, pero no lo hace ni en nombre ni en representación de la Iglesia Católica”, aclaró el Obispado patagónico. Molina “está destinado a tiempo completo a cumplir con este servicio en una realidad tan compleja como lo es la drogadependencia en el país”, concluye el comunicado.

Lozano, entrevistado a primera hora por radio Mitre, detalló que el Gobierno “no consultó con la Iglesia” la designación de Molina al frente de la Sedronar. El obispo de Gualeguaychú sostuvo que “era una necesidad imperiosa ocupar ese cargo”, pero remarcó que “es una designación que brota del propio Poder Ejecutivo” y no se le ha “pedido sugerencia ni opinión ni parecer” a la institución que integra. Consultado sobre si la Iglesia participa del Gobierno, respondió que “no”.

El presidente de la Comisión de Pastoral Social reveló que no conoce a Molina, aunque arriesgó que “parece que es un hombre con sensibilidad, que conoce el problema de la calle y sabe qué implica que un chico adicto quiera recuperarse... las caídas, las idas, las vueltas”. Agregó que Molina “sabe las necesidades que hay para los centros de atención, de prevención y de educación” y aseguró, pese a no conocerlo, que “tiene la cualidad de estar cerca del problema”.

Lozano consideró que el nuevo nombramiento “es una señal de parte del Gobierno de querer afrontar esta tarea y seguir trabajando”, y aseguró que “de parte de la Iglesia está colaborar en lo que haga falta”. El obispo insistió en que “hay una ausencia del Estado en esta temática” y que durante mucho tiempo “la sociedad miró para otro lado pensando que (el problema del narcotráfico) no era tan grave”. “Las tareas que tienen que ver con la seguridad y la persecución del delito son tareas irrenunciables del Gobierno y del Estado”, concluyó.