EL PAíS
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Apostillas
- Los cámaras de TV, según Scioli. El vicepresidente estuvo nervioso durante toda la jornada. Temía que la memoria lo traicionara a la hora de recordar los artículos del reglamento de la Cámara, para conducir la sesión. Pero al parecer esos nervios lo llevaron incluso a querer impedir la presencia de las cámaras de televisión. Temeroso tal vez de que algún senador llevara al recinto su complicada relación con el presidente Néstor Kirchner, deslizó a sus colaboradores la posibilidad de que los canales no transmitieran la sesión o, en todo caso, que tomaran la señal del Senado. Rápidamente le advirtieron el error que estaba por cometer. El ex motonauta reaccionó a tiempo.
- Vade retro electrónica. Los senadores se aprestaban a votar el rango constitucional del convenio de Imprescriptibilidad de los Crímenes de Lesa Humanidad. José Luis Gioja presidía en ese momento la sesión y pidió a sus colegas que colocaran la tarjeta magnética que los identifica a la hora de votar de manera nominal y que tiene el mismo tamaño de las tarjetas Banelco que tan mal recuerdo produce en el Senado. Era la primera vez que se aplicaba este novedoso sistema y la mayoría de los senadores no sabían cómo proceder. Para colmo, Gioja no podía ayudar porque no estuvo el día en que se probó el sistema, así que al sanjuanino no le quedó otra alternativa que hacer votar a mano alzada.
- La tercera posición de Escudero. Pocos senadores trajeron al recinto las diferencias entre Kirchner y Scioli. Por caso, la menemista Sonia Escudero no dejó pasar la oportunidad cuando le tocó fundamentar su voto por la ratificación del tratado internacional. Siempre con una sonrisa en su rostro, la salteña dijo que comparte la decisión del Presidente de buscar la verdad y la justicia. “Pero también comparto que esa búsqueda tenemos que hacerla en el marco de un país serio, como dijo el vicepresidente.” Scioli, para su alivio, no la escuchó. Se había retirado en ese momento. Tampoco lo hizo la senadora Cristina Kirchner, que en esos minutos no estaba ocupando su banca.
- Usandizaga no es Garrincha pero... Cuando llegó el turno de votar el tratado contra los crímenes de lesa humanidad, el santafesino radical reclamó insistentemente la palabra. Por el radicalismo ya había hablado Baglini, por eso insistió en que se trataba de posiciones personales. Leyó parte del fallo de la Sala II de la Cámara Federal Porteña al declarar la inconstitucionalidad del Punto Final y Obediencia Debida. Por sus argumentos todo indicaba que al momento de votar lo haría en el sentido inverso al de su bloque comprometido públicamente en el respaldo a las leyes de impunidad. Nadie le podrá negar a Usandizaga que mantuvo el suspenso. Luego de insistir con la inconstitucionalidad de las leyes, hizo una gambeta espectacular y, a pesar de sus fundamentos, no votó su anulación por un argumento jurídico.
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