Sáb 23.08.2003

EL PAíS • SUBNOTA

Para los expertos, ahora viene un duelo de gigantes

Dos especialistas destacaron la importancia del cambio de política oficial frente al tema. Sin embargo, mostraron reservas en relación al éxito que tendrá el Gobierno a la hora de conseguir leyes que limiten a la industria tabacalera. Ocho de cada 10 fumadores se arrepiente de haber empezado.

“Estos fueron años muy duros, en los que la comunidad internacional nos criticó mucho por la posición argentina en relación a la lucha contra el tabaco. Por suerte, ahora vemos un cambio en la tendencia”, destacó el vicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina, Jorge Tartaglione, al enterarse de la decisión del Gobierno de suscribir el Convenio Marco.
También apoyó la medida Isidoro Hasper, coordinador de la Comisión de Tabaco y Salud del gobierno porteño, aunque destacó la importancia de trabajar en la prevención. “Si tenemos en cuenta que el 85 por ciento de los fumadores a nivel mundial hoy se arrepiente de haber empezado a fumar y cerca de un 50 por ciento intenta dejar esta adicción sin éxito, podemos entender la importancia que tiene la prevención”, señaló. Ambos, sin embargo, trazaron un panorama sombrío sobre la realidad argentina con respecto a este flagelo que está presente en las dos causas de muerte prevenibles más importantes de la Argentina: las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Los especialistas consultados por Página/12 destacaron el cambio de política que implica la firma del Convenio Marco. Recordaron que en febrero, 180 ONG le otorgaron a la Argentina el antipremio del “Cenicero Sucio” por ser el país que presentaba una posición más cercana a la de las grandes tabacaleras en las discusiones realizadas en Ginebra previas a la firma del acuerdo internacional para combatir el tabaquismo (ver aparte). No obstante, Tartaglione expresó sus reservas sobre las posibilidades de éxito que tendrá el Gobierno a la hora de conseguir la sanción de leyes en el Congreso que limiten la publicidad, aumenten los impuestos al cigarrillo y creen espacios libres de humo. “Será un duelo de gigantes ya que hay que pensar que en nuestro país al menos cinco provincias –Salta, Tucumán, Jujuy, Misiones y Corrientes– tienen basada gran parte de su economía en el cultivo de tabaco. Si hasta en los últimos años, a diferencia de lo que ocurrió en el mundo, aquí los impuestos sobre el sector bajaron”, sostuvo el vicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina.
Este detalle muestra el poder económico de una industria que, de todas formas, produce muchas más pérdidas que ganancias al conjunto de la sociedad, agregó el experto. “Los beneficios que genera toda la actividad relacionada con la industria del tabaco –explicó Hasper– no cubren ni remotamente los costos que produce tanto al sistema de salud como incluso a las otras ramas privadas de la economía, ya que las enfermedades producidas por el cigarrillo atacan la productividad de sus trabajadores. Y esto sin contar los incendios.”
Para Hasper, es fundamental trabajar en la prevención, para evitar que los más chicos se inicien en el hábito de fumar. Según datos del gobierno porteño el pasaje del colegio primario al secundario es el momento clave para actuar ya que es allí cuando los alumnos toman contacto con el cigarrillo por primera vez.
Así, mientras en séptimo grado sólo el 4 por ciento de los chicos fuma, para los primeros años del secundario está cifra se eleva al 23 por ciento, y llega en cuarto año a un promedio del 35 por ciento, con la particularidad de que en esta franja etaria el porcentaje de mujeres que fuma es mayor al de los varones. “Este cambio se da porque la publicidad esta orientada a esa edad, ya que las tabacaleras piensan en conquistar clientes para toda la vida. Y aunque trabajemos en las escuelas, si afuera la presión por el cigarrillo que se baja desde los medios es tan fuerte, no hay cómo contrarrestarla. El problema no es que publiciten el producto, sino que el producto que publicitan mata”, señaló Hasper.
De hecho, según relató el especialista porteño, estudios recientes marcan que en los países en vías de desarrollo las enfermedades relacionadas con el tabaquismo son la principal causa de muerte prevenible incluso para aquellos que le huyen al humo. Lamentablemente, al compartir ambientes –como los laborales– con los adictos a la nicotina, los no fumadores aumentan su probabilidad de ser víctimas de problemas coronariosy de sufrir cáncer de pulmón. “Y pensar que hasta que el cigarrillo se empezó a fabricar en forma industrial el cáncer de pulmón era una enfermedad casi inexistente. Hoy, en cambio, es un problema que crece día a día, incluso entre las mujeres, siendo más alto su porcentaje en los sectores de mayores recursos”, precisó Hasper.
Los médicos argentinos no son el mejor ejemplo para luchar contra el tabaquismo. “Mientras en Estados Unidos sólo el 3 por ciento de los médicos fuma, aquí lo hace el 30 por ciento, lo que también es un gran problema a la hora de pensar cómo, desde el ámbito de la salud, llevar adelante políticas de prevención y tratamiento del tabaquismo”, advirtió Tartaglione.

Producción: Damián Paikin.

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