EL PAíS • SUBNOTA
–Determinados sectores han cuestionado al Gobierno a partir de algunas declaraciones del secretario Sergio Berni sobre inseguridad. ¿Hay un cambio de actitud frente al delito?
–En primer lugar, hay que hacer un esfuerzo muy grande para prevenir el delito. Cuando Néstor me llamó para decirme que teníamos que hacernos cargo de la inseguridad, lo primero que hicimos fue una evaluación de la situación. Era terrible, no había unidades, motos, autobombas, armamento, chalecos y sobre todo no había personal. Recomponer cuesta mucho. Y a la par de recomponer hay que sumar no solamente personal. Eso es lo que hay que hacer, seguir insistiendo sobre ese camino. Y cuando el delito está, que no queda más remedio que trabajar en la persecución formal, ponerse a todo lo que da para que tengan los elementos para poder investigar. Pero investigar en serio, trabajar en serio.
–¿A qué se refiere con “en serio”?
–Tenés el ejemplo de Massa con la ley de derribo de aviones. Brasil hizo la modificación del código aeronáutico que permite que cuando una nave hostil no responda a las instrucciones se la pueda derribar. ¿Cuántas derribó? Ninguna. El único caso que se conoce en Latinoamérica es el de Perú. A los dos años derribaron un avión con pastores estadounidenses, de los cuales dos murieron de inmediato y los otros terminaron hechos pelota. Esa complicación paró la utilización de esa herramienta. La forma real de la investigación es a través de la inteligencia criminal. De gente preparada para ese tipo de cosas, abriendo el juego y prestando atención.
–Los casos de Santa Fe y Córdoba demuestran que las fuerzas de Seguridad están en muchos casos en connivencia con el delito...
–Ese tipo de cosas pueden pasar en cualquier lugar del mundo. Lo que habría que haber hecho es atacarlo mucho tiempo antes. No sucede de un día para el otro, sino durante mucho tiempo. Alguien tendría que haber estado evaluando puntualmente a sus profesionales para que puedan decir si valían o no valían. A mí, con las fuerzas federales no me pasó eso. Los primeros gobiernos que detienen bandas de narcotraficantes fueron el de Néstor y Cristina. Durante muchísimos años se detenía a los perejiles.
–Berni dijo que estamos “infectados de extranjeros que delinquen”...
–Son las expresiones de Berni, a mí no me tienen por qué gustar.
–Pero es el secretario de Seguridad.
–Es su visión. No tengo por qué coincidir en eso.
–¿Sigue pensando que se debería despenalizar el consumo de drogas?
–Sí, totalmente. Lo planteamos en 2008 en el foro de Viena. Un año y medio después nos terminan reconociendo a nosotros que coincidían en eso. Decían que había que resolver el problema de la salud, derechos humanos de segunda generación y contra “las pirañas”, como decían ellos. Y después Estados Unidos, que fue el autor de las políticas represivas de los ’70, ahora dice lo mismo que nosotros. Por la salud, contra los narcotraficantes.
–¿Y por qué no se avanza con este tema, entonces?
–La Corte ya avanzó. Varias causas dicen la inconstitucionalidad del castigo penal al usuario privado. ¿Qué es lo que digo yo? Que debiéramos hacer la legislación, porque si es una acción privada de los hombres, entonces bueno, no lo mandes a comprar al transa. Eliminemos a una figura del medio. Dejalo que cultive y se terminó una parte del conflicto. Así y todo, dice Naciones Unidas que las drogas vegetales como marihuana y cocaína van en disminución contra las drogas de diseño. De los ocho carteles mexicanos, siete se dedican a drogas de diseño.
–¿Y qué hace la Argentina con esa situación?
–Hay que ponerse a trabajar duro. Nosotros cortamos el ingreso de efedrina de manera abruptísima. Y en eso trabajamos muy fuerte el Ministerio de Justicia, Policía Federal y la Anmat para atar a través de una norma común el control de quienes eran los autorizados para comprar efedrina. Una vez que se corta, se cortó y no ingresó más efedrina sin autorización.
–¿Por qué opositores como Carrió lo señalan como vinculado con el narcotráfico?
–¡Qué diga lo que quiera! Yo presenté una demanda contra Carrió. Estoy esperando que dicten sentencia. Estoy convencido de que me van a dar la razón. Me presenté como ciudadano, sin fueros, con tal de que se me investigara un solo hecho de los que ella dice. Que ponga un papel arriba de la mesa.
–¿Seguimos siendo un país de tránsito o también somos de producción?
–No hay ninguna discusión sobre eso. Naciones Unidas la tiene clara, somos un país de tránsito y listo. ¿Por qué? Porque gracias a Dios no somos buen negocio. Es más fácil llevarlo a España, donde en vez de valer uno vale veinte.
–¿Pero la producción acá no podría ser más sencilla por la falta de control?
–Estados Unidos es el mayor consumidor de cocaína y marihuana. ¿Creés que hay pocos controles? Tienen 3152 kilómetros de fronteras con México. Nosotros tenemos 9370 kilómetros de frontera. Tres veces lo que tienen ellos. No es fácil controlarlo, pero el control no se hace en la frontera, la lucha no es enfrentarse frente a frente sino con inteligencia criminal.
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