Lun 29.12.2014

EL PAíS • SUBNOTA  › LOS NUEVOS DISPOSITIVOS

Haciendo territorio

› Por Horacio Cecchi

–¿Con qué se encontró cuando llegó a la Sedronar?

–Para empezar, el edificio no estaba preparado para esto. Eran todos sucuchos, todas oficinitas. No era digno para trabajar. No estaba preparado para atender 50 a 60 personas por día. No estaba preparado para recibir una ambulancia. Era un edificio para otra cosa. Esto era un banco.

Empezamos a desarrollar tres cuestiones que no se conocen y queremos una cuarta. Primero, los Puntos de Encuentro Comunitario (PEC). Se logró que la Sedronar empezara a ser el órgano rector en el tema de adicciones. Estamos metidos en los barrios más complejos, empezando a unir a toda la sociedad civil, a las organizaciones. Tenemos este problema, cómo lo atacamos, queremos hacer barrios preventores. Hemos logrado hacer cuadras sin droga, empezamos con la cuadra, empezamos a hacer actividades en el barrio, empezamos con la gente de abajo. Estoy convencido de que si empoderamos a la gente, la preparamos, la educamos, el narcotráfico va a ser combatido de abajo para arriba, porque es la misma gente la que va a ser la expulsora.

–¿Cómo desarrolló su trabajo?

–Establecimos dispositivos. Estaba el Cedecor, que es el centro de emergencias. Los Puntos de Encuentro Comunitario, que están en el territorio, son una gran red, y los Cepla, los Centros de Prevención Local de Adicciones. Hoy tenemos 83 Cepla en todo el país (ver recuadro). Cada equipo de éstos no tiene menos de 20 personas, en los lugares más complejos. Mientras que el PEC arma una red de organizaciones ya existentes en el territorio, el Cepla es de la Sedronar y se establece con el Estado municipal o el Estado provincial, la gente es de la Sedronar, capacitada por la Sedronar, y es un dispositivo para articular en el territorio; estamos en medio de los pibes, los escucho, hago deportes, hago cultura. Es un dispositivo en el territorio. Mientras que el PEC es articular los dispositivos que ya existen.

–¿Quién conforma un PEC?

–Está la radio comunitaria, está la directora de la escuela, está la parroquia, el centro de salud, el club de barrio. El tercer dispositivo es la CET, Casa Educativa Terapéutica.

–¿Son comunidades terapéuticas?

–No, no hay más comunidades terapéuticas. Las CET tienen cuatro ejes. En primer lugar, es una casa; ahí van a sellar los vínculos. La cocina, el dormitorio, el baño, cómo te reciben. ¿Quién es el eje ahí? La cocinera, el que limpia, hay olor a guiso. Una gran diferencia con una clínica o un instituto de rehabilitación, una diferencia abismal. El segundo eje, la “e” es de educativa. Todas nuestras casas tienen una unidad educativa. Tienen NAC adentro, Núcleo de Acceso al Conocimiento. En una de las inauguraciones que hicimos, vieron las computadoras que pusimos, que tienen microcine, que tienen la Play, tienen todas las cosas de tecnología, y me decían: “¿Todo esto es para los drogadictos?”. Todo esto es para los drogadictos. Porque el concepto era que si se droga, que tuviera panadería, que tuviera carpintería y taller de soldadura. En cambio, nuestro concepto es que si consume, tiene uso problemático de consumo y es sujeto de derecho, preparémoslo para lo que es el mundo. El mundo ahora es la tecnología, la computadora, la televisión. Y empezamos con la panadería para que aprenda a amasar, y eso es terapéutico, pero no es una prioridad educativa. Todas nuestras casas tienen unidad educativa, tienen maestros y profesionales para enseñar oficios. Tienen patio, es un concepto muy importante porque tienen deporte, tienen lugar de encuentro, tienen teatro, el ring de boxeo. Todo eso se pierde si entra la droga, se pierden los vínculos, la alegría; eso buscamos que se recupere. Y tienen un equipo terapéutico que lo sacamos del centro, que atraviesa todo, acompaña todo, comen con ellos. Tenemos en el país cerca de 50 casas. Todas funcionando en lugares alternativos.

–¿Qué es el Cedecor?

–Es el centro de atención inmediata. Antes teníamos solamente acá. Ahora, si alguien tiene un problema, y es de Tucumán, hay dos centros; en Jujuy, llama y ahí lo derivan. Tenemos en Rosario, Salta, Tucumán, Corrientes.

–¿Son las provincias más problemáticas?

–Sí, pero también donde es más fácil trabajar porque tenés que contratar personal. Ahí sí tenés psicólogos, trabajadores sociales; es más difícil encontrar en medio de la cordillera. La idea es tener un centro de rápida derivación en todas las provincias. Pero esto implica un montón de cosas, desde la ampliación del presupuesto hasta cómo se acompaña, porque no es que creás el equipo y lo dejás.

–¿Cómo funcionan los tratamientos, los deriva la Justicia, son compulsivos?

–La Justicia en muchos casos nos ordena hacer tratamientos cuando hay riesgos para la persona. Pero hoy ningún tratamiento es compulsivo. Todos los tratamientos son optativos. Cuando son menores de edad son las familias las que acompañan el proceso, lo que hay de familia en algunos casos. Pero no hay más tratamientos compulsivos. Si los hay, es porque corre riesgo o está preso, y el Estado te obliga a que lo acompañes en un tratamiento.

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